Arrástrame al infierno (2009)

A Sam Raimi ya le hemos tenido en el Desván antes, cuando os invitaba a recordar una de esas películas de terror clásicas por antonomasia, como es “The Evil Dead”. Hoy he decidido traerle de nuevo por estos lares. En este caso, para hablaros de una película bastante distinta (ésta vio la luz en 2009, casi tres décadas después) pero también con semejanzas a aquella con la que Raimi se dio a conocer.

Aunque arranca con una escena en pasado bastante espectacular que más tarde cobrará sentido, “Arrástrame al infierno” es la historia de Christine Brown (Alison Lohman), una comercial de créditos que ambiciona un ascenso. Para lograrlo, su jefe le advierte que tendrá que aprender a tomar decisiones difíciles. Así que cuando Ganush, una anciana a quien el Banco está a punto de quitarle la casa, se dirige a Christine para solicitar una extensión del pago de su hipoteca, la joven la rechaza. Ha decidido que es el momento perfecto para comenzar a demostrarse a sí misma que es capaz de tomar esas duras decisiones. Lo último que espera es la reacción de la anciana. Ganush, desesperada y humillada, intenta agredirla violentamente, y terminará profiriendo una maldición hacia Christine.

Lo que sigue, podéis intuirlo. Atormentada, Christine descubrirá que la maldición está muy lejos de supercherías y muy cerca de la realidad, y tendrá que luchar por romperla. Podéis esperar una película en la que la acción prima, y casi prescinde de escenas de tensión previas. Raimi, como siempre que se ha encaminado hacia el terror, va al grano y sin muchos rodeos.

“The Evil Dead” no llegaba a los cuatrocientos mil dólares de presupuesto. “Arrástrame al infierno” tiene treinta millones, y una considerable diferencia en el tiempo. Y, sin embargo, si veis las dos películas podréis apreciar que Raimi no ha cambiado mucho. Sigue decantándose por la acción en lugares cerrados, y también por escenas que explotan la espectacularidad hasta llevarla a la exageración. Evidentemente, en el tratamiento de esas escenas y en los efectos especiales se nota que estamos ante un filme actual y con medios más vastos, pero el remanente a serie B está muy presente.

Por lo demás, “Arrástrame al infierno” es entretenida, y supongo que cumple en su misión de mantenernos pendientes de la historia, porque apenas da respiro. Y no puede negarse la capacidad de Raimi para perturbar, disgustar e incomodar al espectador, algo que queda patente en algunos detalles. Sin embargo, siendo objetivo, está lejos de ser un filme para recordar. No aporta demasiadas cosas que no hayamos visto ya y es, en general, bastante predecible. Busca que la sorpresa recaiga sobre la acción, y no sobre la propia trama. Algo que nunca he sabido muy bien si considerar defecto o virtud. Lo dejo a vuestro juicio.

Si os gusta Raimi o el terror más plano y directo, “Arrástrame al infierno” os gustará o, al menos, os regalará un rato ameno. Si sois más, como yo, de argumentos con vueltas, giros y sorpresas, pasará un poco de puntillas ante vuestros ojos.