No es “El juego de Gerald”, publicada allá por 1992, la mejor novela del
autor. Lo sabía antes de comenzar a perderme entre las páginas. Pero sí que es
una excusa tan buena como cualquiera para subirme otro King al Desván.
Curiosamente, esta es una de sus pocas novelas que, aunque ya proyectada, aún
no dispone de adaptación a la gran pantalla.
Y cuando uno cierra la última
página, lo comprende en parte. Porque lo cierto es que la trama no se presta
mucho a lo visual, y King se decanta más por ese terror psicológico, algo denso y claustrofóbico. Nuestra protagonista es Jessie, esposa de Gerald. Ambos
planifican una escapada romántica y terminan en una cabaña próxima a un lago,
en un lugar un tanto recóndito. Tras un malogrado juego erótico, Gerald sufre
un infarto y fallece. Y nos quedaremos con Jessie, esposada a la cabecera de su
cama. Prisionera, del modo más absurdo, en medio de ninguna parte. Y sin
aparente posibilidad de liberarse.