Minuscule: le vallée des fourmis perdues (2013)

Llevaba ya un tiempo sin traerme nada de animación al Desván y he aprovechado esta película para retomar un género que, sin ser mi favorito, siempre me da muy buenos ratos. Esta vez se la debo a David Orell, que nos la descubría en su blog.

“Minuscule: le vallée des fourmis perdues”, coproducción franco-belga, comenzó a proyectarse a finales de 2013, aunque no es hasta principios de este 2014 cuando se generaliza su estreno. Es otra de esas películas que no hemos podido disfrutar aún en la cartelera española. Aunque en este caso el doblaje, el idioma o las versiones originales no suponen ningún escollo. Porque no hay palabras, no hay diálogos.

Y a falta de ellos, a falta de voces, esta “Minuscule” apuesta por explotar ese idioma universal que es la imagen. Los gestos, el movimiento. Y por supuesto toda la faceta sonora, que cobra una importancia enorme. No solo en el aspecto puramente musical, que es bastante acertado, sino también cuidando todos los efectos sonoros que transmiten, que están concebidos para reforzar continuamente lo que la propia imagen nos muestra.

La trama, sencilla como es de rigor, nos sitúa en un espléndido bosque. Una suerte de microuniverso en el que los insectos son los protagonistas. Los restos de un picnic comenzarán a atraer a varios grupos de estos insectos, que rivalizarán por el suculento festín. Y así arranca toda la trama, que durante hora y media nos lleva entre los rincones y las criaturas que habitan en ese bosque tan paradisíaco.

Un filme que merece la pena, aunque sea por toparse con algo un tanto diferente a otras películas en esto de la animación. Sobre todo por ese carácter “mudo” a la hora de transmitir su mensaje, que es casi su seña de identidad. Pero al margen, cumple perfectamente con todo lo que puede prometer una película de animación que no es solo para niños. Es entretenida, tiene un deje de humor constante, y conserva un mensaje que aunque sea sin palabras sabe transmitir con claridad. Una película para sonreír y pasar un buen rato.