Franz y Greta (David Cameo)

La que hoy he querido subirme al Desván es, cuanto menos, una de esas novelas atípicas que ejemplifican la particular libertad que nos trae la literatura a veces. Porque si existen reglas o fórmulas en esto de enfrentarse a una página en blanco, me atrevería a decir que David Cameo se ha saltado muchas de ellas. Mi impresión tras pasar la última página es la de estar ante algo genuino, difícil de enmarcar en un género u otro. Pero ante todo, es la de estar ante la historia que el autor realmente quería contarnos.

Partimos de un “Érase una vez” inicial que va a recubrirnos la historia con unos tintes de cuento desde los primeros compases. Y como lector, confieso que solo en los trascendentales capítulos finales he podido desembarazarme de la sensación de estar, precisamente, sumergido en un cuento muy singular. “Franz y Greta” es la historia de estos dos jóvenes, de dos hermanos que un buen día se pierden en un centro comercial. Franz es el mayor y, como tal, siente que debe asumir el liderazgo y proteger a su hermana Greta. Ambos terminan en el Departamento de Niños Olvidados, un lugar que dista mucho de ser apacible. Así que los dos decidirán huir, escaparse hacia los llamados Territorios Asombrosos. Traspasando, sin saberlo, una frontera. Derribando los muros que separan la fantasía de su particular realidad.  

Descubriremos que esa fantasía que el autor nos plantea bebe de una mezcla muy singular. Los guiños a la infancia se combinan con lo atávico de la mitología, incluso con esos tonos oscuros y algo truculentos que caracterizan a veces a los cuentos clásicos cuando los desligamos de la Disney. Pero es una fantasía que no se queda ahí, sino que además colisiona constantemente con la realidad de nuestros dos protagonistas. Se funde, se camufla y se mimetiza entre los recodos de un universo más actual, más tecnológico, en el que youtube y los videojuegos son una realidad. 

Los cuentos, las criaturas mitológicas, el cine, los videojuegos, la infancia, la tecnología… Elementos que tienen hueco en esta historia que definiría como de madurez. Porque “Franz y Greta” parece situarnos precisamente en ese momento: la transición desde la infancia hacia la edad adulta. Todos lo hemos experimentado, cada uno a nuestra manera, y eso es precisamente lo que Franz hace aquí. Una novela bellamente escrita, con un estilo que se adivina cuidado y un ritmo más bien pausado, aunque constante. Y que nos regala, además, uno de esos finales casi redondos.

David Cameo nos invita con esta “Franz y Greta” a regresar un rato a nuestra infancia. A disfrutar con los guiños que nos trasladarán inevitablemente a ella. Pero sobre todo a desconfiar de la fantasía. Porque si algo comprendemos entre estas páginas es que la frontera con la realidad apenas existe. Al fin y al cabo, ¿dónde nos refugiamos cuando las cosas van mal? ¿Hacia dónde huimos cuando nos hacen daño? Claro que existen los Territorios Asombrosos. Porque quizá todos, en el fondo, seguimos siendo un poco niños.