Prometheus (2012)

Hace más de treinta años, Ridley Scott nos introducía en una oscura nave en la que habitaba un ser imposible, inconcebible. Alien acababa de nacer para sembrar el terror y convertirse en un auténtico icono del cine. Durante estas décadas, hombres como James Cameron o David Fincher se han atrevido a alimentar a la bestia, unos con más acierto que otros. Pero, curiosamente, nadie se había atrevido hasta ahora a echar la vista atrás. Nadie quiso o supo plantearse el porqué del surgimiento de una criatura como Alien. Han tenido que pasar tres décadas y ha tenido que ser el propio Scott, quien por primera vez le dio vida, el que nos traslade ahora, con “Prometheus”, a sus orígenes.

En el año 2089, los científicos Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) y Charlie Holloway (Logan Marshall-Green) han analizado una serie de representaciones pertenecientes a las culturas más antiguas de la humanidad. En ellas han descubierto un patrón común: una serie de objetos de forma circular plasmados en los cielos que sugieren un ancestral contacto extraterrestre con la civilización. Charlie y Elizabeth se embarcarán en la nave Prometheus, en una expedición financiada por la Corporación Weyland que les llevará a un planeta desconocido. Allí buscarán confirmar sus nuevas sospechas, y hallar una evidencia del origen de la vida.

Es esta una de esas producciones que, desde el principio, transmiten algo especial. Incluso cuando no existe una acción que plasmar o un diálogo al que prestar atención, el poder visual de la cinta nos impacta desde los primeros compases. Cada paisaje y cada escenario está cuidado y especialmente concebido para fascinarnos al principio, y sobrecogernos después, a medida que la historia avanza.

Es entonces cuando emerge a la superficie algo de esa esencia tan especial que encerraba “Alien: el octavo pasajero”. Algo de esa oscuridad, de esas escenas caliginosas en las que Alien habitaba y que cambiaron, en buena parte, nuestra concepción del terror en el cine. Y digo algo porque el filme del 79, por innovador, es irrepetible. Seguramente “Prometheus” no aporte nada al género que no hayamos visto ya. Lo que sí hace es aprovechar formidablemente los treinta años de desarrollo del cine que hemos vivido desde que Alien apareció por primera vez en las pantallas. No son sólo los escenarios: las naves, todos sus artilugios y las criaturas que nos encontraremos harán las delicias de los seguidores de la saga.

Entre el elenco de actores, destaca por encima de los demás Michael Fassbender, formidable en el papel de un androide. Llama también la atención que Charlize Theron, quizás la más reputada de todo el reparto, desempeñe un papel más comedido de lo que nos tiene acostumbrados. Casi hasta el punto de que su personaje se nos antoja, en ocasiones, casi un secundario en la trama.

“Prometheus” nos ofrece una de esas historias que se alargan sin que apenas nos demos cuenta. El ritmo se mantiene pausado desde el inicio hasta casi la mitad de la película, en que comenzamos a atisbar la acción. Después se desata. Primero, en pequeñas dósis, casi temeroso. Despúes mucho más uniforme y decididamente, sin apenas respiro, hasta el final.

No se me ocurren demasiadas frases con las que resumir esta historia, más que las típicas. Podría decir que es un filme indispensable para los fans de la saga, cayendo en lo típico. O decir que será una de las películas del año, pero vista la taquilla, también es típico. Creo que me voy a decidir por algo mucho más natural: Quiero más Alien. “Prometheus” nos deja con ganas de más.