"Garoé" (Alberto Vázquez-Figueroa)

Alberto Vázquez-Figueroa es uno de esos autores maltratados en este Desván. Quienes me vais conociendo sabéis que está entre mis debilidades, siempre consigue dejarme un regusto particular cuando termino alguna de sus novelas. Ese buen sabor de boca que nos confirma que acabamos de disfrutar de una buena historia. Y, sin embargo, apenas le he dedicado espacio, hasta ahora, en este rincón. 

“Garoé”, la novela que hoy os traigo, es una de las últimas que nos ha brindado este prolífico canario. Publicada en 2010, obtuvo el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio, y nos narra la historia del general Gonzalo Baeza, que viaja como segundo al mando de una expedición a la isla de El Hierro, con el objetivo de asegurar la soberanía española sobre tal territorio. Sin embargo, pronto descubrirá que su misión oculta intereses muy distintos, relacionados con la orchilla, un liquen del que se extrae un colorante púrpura muy codiciado en la época por los estratos europeos más pudientes.

Aunque calificada como novela histórica, por algún motivo yo siempre he tenido la sensación de estar leyendo una novela rayana casi en el género de aventuras. Es cierto que está ambientada en un contexto histórico muy concreto, pleno S. XV, y que profundiza casi sin querer en los orígenes, aún hoy algo controvertidos, del pueblo canario. Pero toda esta información nos llega casi en forma de pinceladas, sin hacer decaer el ritmo, ni relegar la pura acción a un segundo plano. 

Con “Garoé” me sucedió algo que nunca me había ocurrido con este autor. En las primerísimas páginas, no lo reconocí. Temí por unos instantes no encontrarme con el Vázquez-Figueroa humanista, crítico a veces, que no se limita a narrarnos una buena historia sino que profundiza mucho más, llevándonos a la reflexión. Fue sólo un espejismo que duró, como digo, entre diez y quince páginas. 

Además de Gonzalo Baeza, la novela nos presentará también a otros miembros de la expedición que nos harán sonreír en sus conversaciones, como Bruno “Pamparahoy”. El religioso Alejandro Cazorla, a quien Baeza narra directamente su historia, se convertirá en algo parecido a la voz del lector en la trama, sumiéndose en fluidos y deliciosos diálogos con nuestro protagonista. También tenemos al capitán Diego Castaño, a quien odiaremos en cuanto comencemos a intuir sus oscuras intenciones, y a la hermosa y sensible Garza, una nativa de la que Gonzalo Baeza quedará irremediablemente prendado.

Este último personaje, el de Garza, se convierte en un inteligentísimo recurso por parte de Vázquez-Figueroa para contraponer las dos culturas que convergen en esta trama: Los pobladores de la isla, anclados en tradiciones ancestrales, y los colonizadores españoles, aparentemente más civilizados, pero en realidad más destructivos. 

Una novela ágil, escrita con el lenguaje llano y sencillo que caracteriza al autor, y que mezcla aventura e historia, tradiciones y oscuros intereses, traición y amor. Una historia que, en el fondo, nos hace cuanto menos replantearnos cuánto hemos avanzado, y en qué dirección, en estos siglos de aclamado progreso humano. Cien por cien recomendable.