"Área 81" (Stephen King)

Aún hablaba hace pocos días de Vázquez-Figueroa, pero me sorprende las poquísimas novelas de Stephen King que he reseñado en este blog, teniendo en cuenta que posiblemente sea mi escritor favorito y que he leído decenas de ellas. Lo último que ha publicado es “Área 81”, exclusivamente disponible en formato digital. Así que, ¿adivináis cuál fue mi primera adquisición cuando me hice con mi e-book?

Cuando un auténtico “freak” del misterio como yo ve “Área 81”, en lo primero que piensa irremediablemente es en la célebre “Área 51”. La sinopsis ya me aclaró, sin embargo, que nada más lejos. El área 81 es una estación de servicio abandonada, utilizada por los jóvenes de la zona como perfecto picadero y como escenario apartado ideal para drogarse y emborracharse. Nuestro protagonista principal, Pete Simmons, es un muchacho de diez años que se adentra en tan idílico lugar en busca de emociones fuertes. Lo que encuentra es una botella de vodka a medio terminar que decide probar, con el consiguiente ciego asociado. Pete se queda dormido y es justo entonces cuando un coche se adentra en el lugar. El vehículo comienza a avanzar desde la autopista hacia el carril de acceso al Área 81, hasta detenerse justo a la entrada. Lo curioso es que nadie lo conduce, y no hay nadie en su interior.

Más que una novela corta, nos encontramos quizás ante un relato largo, concebido como un homenaje a un recurso que no es nuevo en King. Lo del coche diabólico ya lo vimos en novelas como “Christine” y “Buick 8”. Aquí nos encontramos con una historia diferente, pero con un elemento muy similar.

Una de las cosas que hacen de King un autor único es su manera de articular sus novelas, y en este caso no es una excepción. En esta historia, el coche, abandonado al borde de un área de descanso y plagado de barro, llama lógicamente la atención de algunos conductores curiosos que se detienen y se convierten sin sospecharlo en los personajes de esta trama. Cada capítulo arranca con el nombre de nuestros nuevos personajes, acompañado del modelo del vehículo en el que viajan. De este modo, King organiza perfectamente cada una de estas historias y va confeccionando su universo, su particular horror que se va alimentando página a página.

“Área 81” es un guiño al King de antes, que explotaba más el terror e incluso la ciencia ficción y huía del intimismo que luego abrazaría en novelas como “Duma Key” o “La historia de Lisey”. Aquí vemos al King más clásico, el que prácticamente de la nada sacaba una historia tan bien ambientada que casi se nos antojaba posible, palpable. En este caso, el aire de abandono y la soledad del Área 81 me han parecido espléndidos para la historia que King nos brinda.

Aunque sea casi en un chupito y esté muy lejos de ser una de esas obras fundamentales, “Área 81” me ha traído un poco del regusto a un King que casi había perdido de vista. Lo que no cambia, nunca ha cambiado, es ese mensaje que parece flotar, casi etéreo, tras cada historia made in King: Esa sensación de que el terror puede aguardarnos en cualquier lugar, oculto en cualquier rincón.