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viernes, 31 de agosto de 2012

El universo de los hermanos Grimm


Trasteando por el Desván, me he encontrado con un polvoriento libraco de esos que no ojeaba desde hacía tiempo. Mucho tiempo, en realidad. Hoy os propongo un viaje al pasado. No a un momento común para todos, no a una fecha concreta. Os invito a volver a ser un poco niños, aunque sea por unos momentos. 




Porque de una u otra manera, todos hemos leído en nuestra infancia alguno de los cuentos de los hermanos Grimm. Unas historias transmitidas hasta entonces de generación en generación, y que ellos compilaron y publicaron a principios del S. XIX. Cuentos como “Hansel y Gretel”, “Blancanieves y los siete enanitos”, “Caperucita” o “La Cenicienta” que llenaron de color nuestra infancia. 


Pero yo quiero pasar un poco de puntillas por estas historias más populares y archiconocidas por todos, porque el universo de los hermanos Grimm es mucho más.


Es, por ejemplo, un mundo en el que los animales tienen mucho que decir. En “La Reina de las abejas”, un ejército de patos, hormigas y abejas ayudará a un joven muchacho a desencantar un castillo, mostrándonos la importancia de cuidarlos y respetarlos. También conoceremos a un barbo muy particular, capaz de cumplir todos nuestros deseos, que en “El pescador y su mujer” nos advertirá del peligro de una excesiva ambición. Y presenciaremos una carrera muy particular, entre “La liebre y el erizo”, del que este último siempre resulta vencedor gracias a su ingenio y a su mujer.


Sobra decir que, en estas historias, la avaricia suele romper el saco. Lo vemos personificado en el labrador de “La sepultura”, y en “Los regalos de los gnomos”, historias en las que la solidaridad tiene premio. La riqueza es un tema recurrente: “La manirrota” nos invita a no derrochar recursos, y en “Los tres herederos afortunados” comprendemos que la riqueza puede venir de las más pequeñas cosas. No puedo resistirme a hacerle un hueco a mi favorito: “El pobre y el rico” un relato brevísimo que nos narra, con descaro e ironía, la llegada de dos hombres al cielo, con un recibimiento bien distinto.


Y, por supuesto, también abundan esas historias de príncipes y princesas. Clásicos como “Rapunzel”, que nos presenta a esa muchacha encerrada en una torre, que atrae con su canto al amado para que trepe por sus cabellos. Si deambulamos entre los bosques, nos encontraremos sin duda con “Los doce cazadores” y con “La andina del estanque”, que nos brindarán dos de esas historias en las que el amor permanece intacto, imperturbable pese a los obstáculos. Como un motor indestructible. 




Son relatos llenos de ternura, con un fuerte componente de religiosidad. Historias que condenan el egoísmo y nos proponen la humildad como base del éxito. Con el tiempo, todos nos hemos dado cuenta de que el mundo no es tan de color de rosa. De que hay muy pocos príncipes, y escasean las princesas. No hay peces mágicos que cumplan todos nuestros deseos, y quienes roban y promulgan el egoísmo siguen tan campantes, con sus dedos y sus ojos intactos.


El mundo no es como nos lo pintaron los hermanos Grimm. Pero nunca es tarde para releer sus cuentos. Siempre tienen una segunda lectura. Siempre hay algo que, en nuestra inocencia infantil, no pudimos percibir.


Os invito a hacer la prueba: alejarnos por momentos de esta realidad y viajar hasta mundos que, estoy seguro, no habéis olvidado del todo. A la vuelta, seguro que tenéis algo de ese brillo infantil, tan especial, en los ojos.

17 comentarios:

  1. Una entrada maravillosa. Curiosamente, ayer me he tropezado con una bolsa llena de borlindes en el libro que tengo entre manos, y te aseguro que vibré de alegría. Había perdido ese pequeño recuerdo de mi infancia. Un abrazo.

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    1. Los recuerdos, los buenos, es lo que tienen. Aparecen inesperadamente y siempre nos consiguen robar una sonrisa, pase el tiempo que pase. Nunca los olvidamos.

      Me alegra que te haya gustado la entrada :) ¡Un abrazo!

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  2. Tu desván está lleno de sorpresas!Qué recuerdos, qué bonita entrada. Es verdad que ahora, con la mirada un poco más adulta descubres nuevos matices que no veías de pequeño. No hay príncipes, ni princesas pero casi que mejor así. Me quedo lamentablemente con que quienes roban y promulgan el egoísmo siguen tan campantes.. lástima. Besillos

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    1. Pues sí, Marilú. Cuando me asomo un poco a la realidad a veces me gustaría vivir en uno de estos cuentos, para qué engañarnos. Parece un mundo muchísimo más fascinante que el que tenemos.

      Un besito

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  3. Maravilloso desván el tuyo. Releo los cuentos clásicos constantemente. Volver a ellos es volver a la infancia y, como bien dices, alejarse de la realidad. Los cuentos de los hermanos Grimm, los conocidos y los menos conocidos, son fabulosos.

    Un beso

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    1. Maravilloso desván y maravillosos visitantes, que siempre tenéis buenas palabras :)

      Reconozco que, cuando la realidad me supera, me angustia o me cabrea, también me siento en el sofá y me pierdo entre estos mundos. Por pura nostalgia, y por evadirme un rato.

      Un besín

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  4. Me gusta leer cuentos y ahora los he releído de forma seleccionada al ver la serie esa que han puesto en cuatro.
    No son mis favoritos (soy más del truculento Andersen) pero... me gusta releer cuentos. Encontraste un tesoro.
    Besos

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    1. Andersen también me encanta, otra visión distinta y más oscura de estas historias. Pero eso es otra entrada, claro! ;)

      Besos

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  5. Me encantan los cuentos de los hermanos Grimm, en la estantería también tengo algún volumen recopilatorio
    besos

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    1. Y nunca es tarde para una relectura, Tatty. Son historias que nunca envejecen.

      Besines

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  6. Me gustan mucho. Tengo en casa creo que dos volúmenes. Y me has traído un montón de recuerdos. Qué ganas me han entrado de releerlos!
    Por cierto, preciosa la entrada.
    Un beso!

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    1. Muchas gracias, Lesincele. Yo también me los releo de vez en cuando y claro, los recuerdos vienen prácticamente solos.

      Un besazo

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  7. Me encanta esta entrada... ¿que seria la literatura actual sin estos clasicos?
    Al menos los cuentos mas conocidos de los Hermanos Grimm nos suenan a todos... yo reconozco que muchos de ellos los he conocido y leido ya de mayor!

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    1. Por cieto... entre los primeros libros que recuerdo de mi infancia estaban Hansel y Gretel, Mujercitas, y una recopilacion de los cuentos de Andersen

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    2. "Mujercitas" a mi también me pilló muy jóven, Talamasca, tengo vagos recuerdos. Estos cuentos, sin embargo, permanecen en mi memoria. Sólo hace falta comenzar a leer para comenzar a viajar y a recordar :)

      Besos

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  8. Tienes razón, quizás cuentos que leímos de pequeños o versiones de esos cuentos si los leyeramos ahora sacaríamos más "jugo" y serían dissfrutados de otra forma distinta :P

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  9. Con una visión más "madura" apreciamos cosas que de críos ni siquiera nos imaginábamos, sí.

    Un besote y gracias, Hikari!

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