Eden Lake (2008)

La que hoy os traigo al Desván no es una de esas películas imprescindibles o inolvidables, no vamos a engañarnos. Pasó un tanto desapercibida en cuanto a recaudación se refiere, sin hacer mucho ruido por nuestra taquilla. Y sin embargo “Eden lake”, este largometraje de James Watkins, tiene algo. Tiene esa facilidad para captar la atención del espectador, para hacerle sumergirse en la historia. Y eso, en este caso, significa incomodarlo. Significa agobiarlo y casi abrumarlo en algún punto.

Porque Watkins se centra aquí en una idea que no es nueva, pero que nunca nos deja indiferentes: niños. Y juega con ese contrapunto: con la inocencia que casi nos evoca el mero hecho de pensar en ellos y la brutalidad que desprenden los que aquí nos encontramos. Aquí tenemos un grupo de adolescentes problemáticos, apenas niños, comandados e impulsados por un líder implacable, insensible y algo desequilibrado: un solvente Jack O´Connell (Brett)

Y, por otro lado, tenemos a Kelly Reilly (Jenny) y a Michael Fassbender (Steve), una pareja que parte en una escapada romántica hacia un lugar idílico, uno de esos enclaves apartados del resto del mundo. Escapada que se convertirá en una auténtica prueba de supervivencia cuando Brett y compañía comienzan a hacer de las suyas y comprendemos que no estamos simplemente ante un grupo de pequeños gamberros.

Tanto Reilly como Fassbender están muy correctos en sus roles, y reflejan bien el contraste entre el apacible tramo inicial del filme y la transformación que los acontecimientos ejercen en ellos. Es cierto que en esa evolución destaca más Reilly, especialmente en la última mitad del filme. La peli, sin duda, deja la sensación de ser más para ella, pese a que Fassbender está más que sólido.

Tenemos poco más de una hora y media en la que el ritmo está bastante bien concebido, en un in crescendo prácticamente sostenido desde la mitad hasta el final de la historia. Así, “Eden Lake” consigue que el suspense,  la violencia y el terror  no sean un concepto constante, sino que va retorciéndose y multiplicándose a medida que pasan los minutos. Estamos pues ante una de esas tramas no tanto originales, pero sí bien sustentadas, que dan la impresión de alimentarse de sí mismas. Watkins no necesita más que la muerte, la casualidad, y las circunstancias que va generando esta historia para estirarla y desarrollarla.

Con un final que sin ser fantástico remueve, que me ha gustado y que constituye una guinda rotunda y a la altura para una historia así. Un final en el que convergen la crueldad, la brutalidad y los giros que van salpicando el argumento. Un final, por así decirlo, bastante fiel a la esencia del filme. Una película, esta “Eden Lake”, que no pretende ser una maravilla pero es de lo más efectiva. Os hará sobrecogeros y pasarlo un poco mal durante un buen rato.   

Gracias por cierto a nuestra Norah Bennet, que fue quien me recomendó la peli de hoy. Por si hay que tirar a alguien de las orejas, más que nada ;)