Misery (1990)

Stephen King es de esos autores que ha sabido desenvolverse en las grandes historias. Esas más bien extensas, con multitud de personajes y tramas secundarias. Una de las muchas cosas que le hacen único es esa facilidad para darles vida, para construir cada una de ellas en el marco de un universo común. “La tienda” o “La cúpula” son ejemplos perfectos. Pero King también destaca precisamente en el extremo contrario. A veces da la impresión de que necesita muy poco para sacarse una historia, como en el caso de “Misery”, una de mis favoritas. Un par de personajes principales, un entorno prácticamente cerrado, y ya tenemos novela. Seguramente la gran pantalla no ha sido justa del todo con el de Maine, convirtiendo algunas de sus historias en películas más bien mediocres. Otras, como en el caso de esta “Misery”, han resultado en filmes para el recuerdo.

Dirigida por Rob Reiner y con un reparto prácticamente monopolizado por James Caan y Kathy Bates, “Misery” es la historia de Paul Sheldon, un popular escritor de novelas románticas. Tras un retiro para concluir una de sus historias, Paul sufre un accidente en medio de una intensa tormenta de nieve. Su vehículo se sale de la carretera y Paul es rescatado por Annie Wilkes, una mujer que vive en una casa aislada del resto del pueblo. Annie, que es enfermera, le acoge y le atiende en su recuperación. Y, además, es su fan número uno. Podríamos pensar que Paul ha sido muy afortunado, pero cuando comenzamos a vislumbrar el carácter de Annie, comprendemos que algo va a ir terriblemente mal.

Estamos ante una de esas películas casi volcada hacia las interpretaciones, de capital importancia aquí. Porque prácticamente lo transmiten todo. Un sólido James Caan que plasma la soledad y la impotencia de ese escritor postrado en una cama. Una impotencia que se torna en un terror casi claustrofóbico a medida que intuye la locura de su rescatadora. También la desesperación de ese autor obligado a destruir y replantear su propia obra, su sufrimiento más allá de lo psicológico y sus recursos para intentar preservar su vida.

Por otro lado, nos toparemos con una excelsa e inolvidable Kathy Bates, merecidísimo Oscar a la mejor actriz allá por el 91. Personificando la admiración más absoluta de cualquier fan en los primeros compases, y alimentando la progresiva enajenación en su rol a medida que el filme va avanzando. Annie era el personaje que daba casi todo el sentido a la novela de King, y Bates destaca del mismo modo en este papel sin el que “Misery”, seguramente, no sería lo mismo.

Una historia que surge de uno de los miedos más personales del propio King, y que inspira una de esas películas para el recuerdo. Casi una imprescindible para los fans de King (para mí es una de las mejores adaptaciones que hemos podido ver en la gran pantalla de una de sus obras) y también para los afines a esto del terror.