Drive (2011)

Quizás “Drive”, el filme que en 2011 le otorgaba a Nicolas Winding Refn su reconocimiento como mejor director en el Festival de Cannes, no me llegó en el mejor momento. Quizás esperaba algo distinto, o me ha fallado un poco la mezcla que plantea.

“Drive”, protagonizada por Ryan Gosling, nos narra la historia de un hombre con una doble faceta en lo laboral. Por una parte, tiene un trabajo convencional, como mecánico. Por otra, es conductor especialista, y gana un puñado extra de dólares rodando peligrosas escenas en películas. Un hombre aparentemente mundano, algo retraído y un tanto solitario. Un hombre de pocas palabras.

Su vida dará un giro insospechado con la aparición de su vecina Irene (Carey Mulligan ) con quien entablará una relación atípica y especial. No obstante, en su afán por intentar ayudar a Irene, nuestro conductor no hará más que precipitarse a un abismo peligroso en el que convergen drama, crimen, violencia, y traiciones.

Si algo me ha gustado de “Drive” (a parte de una faceta sonora simplemente soberbia) es que rompe bastante con la idea más explotada de thriller. Es un tanto oscura, sabe jugar con los contrastes, y no tenemos un tono absolutamente dinámico. El filme nos guía más bien sirviéndose de un tempo pausado, roto eso sí por contundentes destellos de acción.

Confieso que los primeros minutos de la propuesta de Winding Refn no me chirriaron. No estábamos ante la subtrama romántica tipo. No tenemos un prota irresistible y simpatiquísimo que aparece para llevarse a la chica, y se agradece. El tratamiento de las escenas y los diálogos entre nuestro conductor e  Irene, los silencios, los gestos, lo tácito pero solo insinuado, es uno de los recursos más interesantes que plantea el filme.

Tras ese planteamiento, la trama de “Drive” explota y el filme se inclina más hacia potenciar la esfera de la acción. Una acción que se me hizo bastante cuesta arriba desde el principio. Se sustenta, primero, en varias escenas de persecuciones automovilísticas un tanto en la línea “The Fast and the Furious”. Más elegantes, cierto. Trepidantes y entretenidas, cierto. Pero que nunca me he tragado y no voy a empezar a tragarme aunque aquí se les cambie un poco la estética. Lo de ir a toda leche, trompear, y meter la marcha atrás para eludir al malo de turno no termino de verlo, serán manías mías.

La acción, en su otra esfera, la más criminal y cruda, adquiere un tono trepidante con una considerable carga violenta. Mentiría si digo que Tarantino no se me ha venido a la mente en alguna escena concreta, y mentiría si digo que no disfruté un poco más esta parte. Parece impulsar toda la trama hacia una convergencia de sub-historias. De las historias de los personajes con los que nos hemos ido topando. Quizá un tanto previsible en algún aspecto, pero entretenida y bien ejecutada.

Algunos sabéis que me cuesta perdonar los finales, y esto va a ser muy subjetivo. El de “Drive” cierra la trama, pero no me ha entusiasmado. Me sobra y, sin spoilear en exceso, no me he creído ese destello idealista-romanticoide que parece sugerir.

En conclusión, Drive es un buen filme, cuidado en su sonido, sus detalles y sus contrastes, y que se aleja de lo convencional. Pero al que diría que le sobran algunas cosas. Algo de esa espectacularidad exagerada en algún matiz de la acción, y alguna de las escenas “ralentizadas” que ni vi necesaria. Recomendable si os apetece una mezcla diferente.