Trance (2013)

El pasado fin de semana llegaba a nuestra cartelera la última película de Danny Boyle, director de la genial “Trainspotting” y de la cruda “127 horas”, entre otras. “Trance” es la historia de Simon, un entendido en arte que trabaja para una famosa casa de apuestas. En un comienzo frenético, nos encontramos a Simon colaborando con una banda de atracadores, cómplice del robo de una valiosa obra de arte. El cuadro en cuestión es “Vuelo de brujas”, de Goya, pero algo marcha mal durante el golpe y Simon recibe un tremendo trastazo en la cabeza. Ello le hace olvidar dónde ha escondido el valioso lienzo, y ni siquiera la tortura a la que la banda criminal le somete servirá para hacerle recordar. Es entonces cuando entra en acción Elizabeth, una experta en hipnosis que a través de esta técnica intentará recuperar los recuerdos de Simon.

Esta es una historia en la que convergen varios personajes, aunque son tres los que en esencia monopolizan la acción. Por un lado, un sólido James McAvoy desempeñando un rol cada vez más complejo a medida que el filme avanza. No se queda atrás Rosario Dawson como esa hipnotista que en muchos tramos de la película parece tornarse en auténtica protagonista de la trama. La resuelta interpretación de Dawson es de las que enriquecen su personaje, manteniendo la intriga y preservando los misterios que encierra Elizabeth. Quien tampoco desentona en absoluto es Vincent Cassel como líder de la banda criminal, casi a modo de antagonista.

Ellos tres encabezan el reparto de este thriller algo atípico. En primer lugar, por el propio ritmo que imprime Boyle. Tras un comienzo muy dinámico, más propio de cualquier película de acción al uso, el compás decae hasta convertirse en algo flemático, casi intimista. Y lo hace porque, en realidad, la acción también ha decaído. “Trance” nos encamina hacia los recuerdos de Simon, desembocando en un pasado que se nos delinea poco a poco. Y es aquí donde Boyle nos propone su juego, su sucesión de sorpresas firmemente planteadas, no sin cierta maestría. Un juego que parece encaminado a la confusión continua de un espectador que, si se evade un rato, puede hallarse perdido entre sueños, recuerdos y el presente. Colgado entre escenas que casi se solapan sin previo aviso.

Completa, bastante psicológica, e inteligente, “Trance” conquistará al espectador a quien le guste esa apuesta por unos vuelcos argumentales que aquí son casi constantes, y que derivan en un final en parte predecible, pero digno, a la altura.  Lo peor está en ese ritmo algo intermitente, que quizás decae en exceso en algún tramo. Y en ciertas escenas puntuales, en las que a Boyle se le va un pelín la pinza. Un par de detalles que no estropean un filme, por lo demás, muy recomendable si os gusta el cine del de Manchester.  O la intriga cuando se teje agitando y volteando una misma historia para sacarle el mayor provecho.

Hoy el tráiler, excesivamente revelador para mi gusto, queda a vuestra propia elección.