Ciudad sin estrellas (Montse de Paz)

La ciencia ficción es otro de los géneros que de vez en cuando se cuelan entre mis lecturas. En este caso, además, traigo al Desván una novela empapada de unos aires bastante clásicos dentro del género. Galardonada con el prestigioso Premio Minotauro en 2011, “Ciudad sin estrellas”, de la leridana Montse de Paz, nos traslada a la gran urbe de Ziénaga.

Erigida en cemento y autosuficiente, Ziénaga ofrece a sus habitantes casi todas las comodidades deseables. Más allá de sus límites, no existe más que un yermo desierto, totalmente inhabitable. Esa, al menos, es la convicción de la mayoría de los habitantes de la urbe. Sin embargo, existe un pequeño grupo, los llamados misticoides, que sostiene que hay un mundo muy distinto más allá de los lindes de las zonas identificadas. Actúan de modo clandestino y son reprimidos por la autoridad. En este contexto, nos toparemos con Perseo, nuestro protagonista. Un joven curioso y con ganas de saber que se aventurará a descubrir por sí mismo la realidad que rodea Ziénaga. ¿Son los misticoides un puñado de locos conspiranoicos, o en realidad existe algo más allá del neón y el cemento?

El gran acierto de Monste aquí, para mí, está en Ziénaga, y en todo el universo en que se enmarca esta novela. Una ciudad que imaginamos algo futurista, pero sobre todo fría e impersonal. A través de ella adivinamos una sociedad moldeada, controlada, algo aletargada con el entretenimiento que la bombardea constantemente, muy en la línea de ese Mundo Feliz de Huxley. Un ocio monopolizado por un mundo virtual que va más allá de los meros chats  o videojuegos, y cuyas aristas alcanzan esferas tan íntimas en los individuos como es el sexo.

Perseo Stone es el gran protagonista de esta aventura, aunque hay un puñado de personajes secundarios que hacen de la trama algo contundente y, al mismo tiempo, nos ofrecen un retrato de esa sociedad de Ziénaga. Tenemos un narrador casi íntegramente en tercera persona omnisciente, que alterna las perspectivas de estos personajes cercanos a Perseo: sus amigos, su propio padre, la escultural Amanda, los investigadores de la policía de la urbe… Montse de Paz se sirve de cada uno de ellos para cimentar esta trama que no se queda en el trasfondo, sino que además es muy dinámica. Narrada con un estilo directo y ligero, e intercalando diálogos y otros recursos como conversaciones de chat que mantienen el ritmo de la historia. Un ritmo firme, alegre y sin demasiados altibajos.

Una entretenida historia en la que los habituales a este tipo de novelas encontrarán algunas reminiscencias a clásicos del género. La evolución de un Perseo al que vemos despertar y liberarse poco a poco acentúa la crítica que subyace en esta novela. Hacia Ziénaga y su sociedad dormida, hipnotizada y deshumanizada  que el lector casi no puede evitar condenar. La Ziénaga de Montse de Paz sólo es ficción. Pero no así la sociedad reprimida que aquí plasma. Esa, hoy en día, no se nos antoja tan distante.

Mi agradecimiento a Sandra Bruna Agencia Literaria por el envío del ejemplar.