Sinister (2012)

No es la primera incursión de Scott Derrickson en esto del terror. Ya probó suerte en 2005 con “El Exorcismo de Emily Rose”, una película que no dejó a casi nadie indiferente. Quizás por el propio tema que trata, porque esto de las posesiones diabólicas ha de tocar una fibra especial a la que otros terrores no llegan.

El caso es que volvía a la cartelera con “Sinister”, un filme a caballo entre el thriller paranormal y una película de terror más pura. Y protagonizada por Ethan Hawke, con quien ya hacía varios años que no coincidía tras la gran pantalla. En “Sinister” interpreta a Ellison Oswalt, un escritor más bien venido a menos. El éxito de sus historias radica en que se basan en truculentos casos reales. Así que, buscando reencontrarse en parte con ese éxito, Oswalt decide mudarse junto a su mujer y sus hijos a una pequeña casa con un oscuro pasado. Su familia, por supuesto, no sabe nada. Rebuscando en el desván, Oswalt halla unas cintas en Super 8 que comienza a proyectar. Poco a poco y gracias a las filmaciones, este hombre comienza a reconstruir ese siniestro puzle del pasado.

Hace algunos días os traía “Grave Encounters” al Desván como una de esas películas algo tramposas, que prometen algo un poco distinto a lo que ofrecen. “Sinister” también engaña. Parece típica casi hasta el final, porque reúne varios elementos siempre presentes en este tipo de historias. Encontramos al escritor, algo perturbado, que se ve absorbido por su historia. Nos topamos con esa familia que día a día se quiebra poco a poco. También con la oscuridad, la casa con aires de antaño, los largos pasillos entre estancias, los extraños golpes y crujidos. Después fantasmas, tensión, y algún que otro sobresalto interesante.

Sin embargo, a medida que nos aproximamos al final ya podemos intuir que “Sinister” va a desmarcarse. El filme nos da alguna pista antes, por ejemplo en esas proyecciones de las cintas que Oswalt se encuentra en la nueva casa. Buscan lo sugerente, aparcan lo más explícito para escasos destellos. Relámpagos fugaces que resultan decisivos porque si no logran impactar, al menos conseguirán hacer que nos removamos, incómodos, en la butaca. La elección musical también tiene parte de culpa. Si habéis visto la intro de la primera temporada de “American Horror Story”, veréis que sigue un poco esa línea.  

Hawke nos traslada a lo más íntimo de un escritor. Nos acerca a su particular soledad y a sus no menos genuinos temores. Sin una genialidad de papel, pero solventando con nota su personaje, indiscutible protagonista en esta trama. Y “Sinister” se reivindica como una película efectiva. Busca ser pausada y en ningún momento se precipita. Busca contrastes y los tiene. Busca sobresaltar e intranquilizar. Y confieso que en mi caso lo ha conseguido. Al menos, en algunas escenas.