Ice Age 4 (2012)

Hablar de “Ice Age” en esto del cine de animación es hablar de una de las franquicias más exitosas de los últimos años. Desde el primer momento, nos ofreció personajes que se colaron poco a poco en nuestras vidas, y sobre todo en las de los más peques. El torpe perezoso Sid, el fiero aunque algo miedica tigre Diego, la entrañable pareja de mamuts Ellie y Manny, y su hija Melocotón. Sin olvidarnos del inimitable Scrat, esa ardilla que sin decir nunca una palabra se embarca en las más osadas aventuras, siempre en busca de alguna escurridiza bellota.

Pues bien, en “Ice Age 4: la formación de los continentes” nos encontramos de nuevo con todos ellos. Melocotón ha pasado de ser una niña a convertirse en algo parecido a una adolescente en plena edad del pavo. Comienza a fijarse en mamuts del sexo opuesto, cosa que Manny, su padre, no termina de aceptar. Tras una de las discusiones, una grieta (os permito dilucidar quién la provoca, aunque es fácil) separará a la manada en dos. Manny, Diego, Sid y su abuela terminan en un iceberg que es arrastrado por el mar y les separa del resto de esta particular familia. Y así, comienza para ellos una aventura casi más propia de corsarios y piratas que de tan peculiares animalejos. Yo no os desvelaré más.

No sé si comenzar diciendo algo así como que “La Edad de Hielo” muestra síntomas de comenzar a derretirse sería justo, pero lo cierto es que me quedé un poco con esa impresión. Al menos, en lo que se refiere a los personajes principales que todos conocemos y de los que os hablaba en la introducción. Son varias películas, varios argumentos, y no demasiada innovación, y que comiencen a desgastarse es algo lógico. Quizás por eso me quedé con la impresión de estar ante una película algo más floja que las anteriores, o al menos repetitiva.

Y aún teniendo en cuenta este gran escollo, no puedo decir que “Ice Age 4” sea una mala película, en absoluto. Cumple su función, entretiene y despertará nuestras sonrisas. Si sois fans de la saga (como el menda) pasaréis un buen rato. Me quedo con la impresión de que ese desgaste que os comentaba antes existe, pero ha conseguido suplirse con la introducción de nuevos personajes, que adquieren un importante rol en la trama.

Para empezar, tenemos al pequeño Louis, una mezcla extraña entre topo y puercoespín que acompaña siempre a Melocotón. Noble e iluso, alberga la secreta esperanza de que la joven mamut se fije en él, y permanece siempre a su lado. Es la bondad y la fidelidad convertida en personaje sufridor, y tendrá que sobreponerse al rechazo de la propia Melocotón cuando se encapricha con otro mamut. En resumen, una historia mil veces explotada, pero que funciona perfectamente porque tod@s hemos sido un poco Louis en algún momento.

Pero, quien verdaderamente proporciona una verdadera dosis de oxígeno a este filme es el personaje que veis sobre este párrafo: La abuela de nuestro perezoso Sid. Una mujer sardónica, bastante puntillosa y algo cascarrabias que se desmarca por completo del carácter de cualquier personaje que hayamos visto en “Ice Age”. Su evolución es curiosa: se nos presenta casi como una carga para el grupo, después descubrimos que puede estar lo suficientemente loca como para hacernos reír en algún destello, y al final termina haciendo sombra a los protagonistas principales. Os menciono los dos que más me han gustado, os toparéis con alguna sorpresa más.

“Ice Age 4” sobrevive, en definitiva, pese a que el núcleo duro de la franquicia comience a parecernos algo caduco. Ya sabéis, sin ser una maravilla, sirve para rellenar uno de esos ratos vacíos, o para pasar un buen rato con los más peques. Yo, me quedo con curiosidad por ver qué cambios nos deparan las próximas aventuras de estos singulares animalillos.