Homeland (2011)

“Homeland” casi no necesita presentación. A todos os sonará, incluso a los que ni siquiera habéis llegado a ver un solo capítulo. Y es que este thriller con tintes psicológicos fue uno de los grandes triunfadores de la última edición de los Globos de Oro. La serie, que está basada en la trama de la israelí “Hatufim”, se articula en doce episodios en su primera temporada. La segunda, ya confirmada, está a la vuelta de la esquina. 

“Homeland” nos traslada a los Estados Unidos, en un contexto posterior a los fatales atentados del 11-S. Os presento a Nicholas Brody (Damian Lewis), un sargento de Marina que es liberado en Irak y retorna a su país ocho años después de que todo el mundo le hubiera dado por muerto. Allí tendrá que retomar su vida junto a su familia, y también asumir su nuevo papel como héroe nacional. 

Por otro lado, tenemos a Carrie Mathison (Claire Danes), una agente de la CIA intuitiva y bipolar. Está convencida de que se está fraguando un nuevo ataque contra la nación y cree que Brody, en sus años en Irak, puede haber recabado información útil. Sospecha incluso que Brody podría ser un agente doble, por lo que comenzará a espiarle. Pero casi nada es lo que parece en “Homeland”.

Esta es una serie en la que se entremezclan muchas cosas. Tenemos terrorismo, conspiración gubernamental, amor, mucha intriga policial y de espionaje… Una unión de elementos que resulta en un todo, en general, sorprendentemente homogéneo. Una trama sólida y tan trabajada que se nos antoja palpable y realista. Esquiva las incoherencias y, en general, también las ideas preconcebidas. 

 

El componente psicológico de la trama tiene también bastante miga. Si exploramos a los protagonistas, nos encontramos con dos personalidades inestables: la de nuestro coronel Brody, por un lado, que tras su período de aislamiento y tortura manifiesta continuas alucinaciones y bruscos impulsos y cambios de humor. Por otro lado está Carrie, que es bipolar y no tiene más remedio que ocultar su trastorno para mantener su trabajo. Se automedica para minimizar en lo posible los síntomas. Es un personaje sustentado en la misma premisa, por ejemplo, que la Lisbeth Salander de Larsson: la genialidad cuando mana de una marcada complejidad psicológica. Claire Danes la encarna con solvencia y sin alardes, pero su interpretación se convierte en algo sobresaliente cuando le toca plasmar los desórdenes psicológicos de su personaje. 

No estamos ante una de esas tramas trepidantes desde el inicio. “Homeland” apuesta por un ritmo pausado, especialmente durante los primeros episodios, que sirven casi de marco para la historia. Después poco a poco va tomando fuerza, a medida que va desvelando sus propios enigmas. Nos guía a través de una trama en la que, como decía al principio, nada es lo que parece en un primer momento.

Quizás lo que menos me ha gustado es esa dosis de empalagoso patriotimo americano en la que a veces cae la serie. Ésta y tantas otras. Pero, salvando este escollo fácil, me ha convencido. Si os gustan las series con tintes policiacos y de espionaje, no la dejéis pasar.