"Delicioso suicidio en grupo" (Arto Paasilinna)

Con la novela que hoy ojeo en el Desván, traigo un tema de esos que siempre resultan polémicos: el del suicidio. Conocí esta historia gracias a una de las magníficas reseñas que Mientrasleo siempre nos regala Entre Montones de Libros. Me gustó el argumento, me atrajo el título, y supe que tenía que hacerle un hueco en alguna de las estanterías del Desván.

El viaje que Arto Paasilinna nos propone en “Delicioso suicidio en grupo” comienza cuando conocemos a Onni Rellonen. Este hombre, gerente, resulta estar prácticamente en la ruina. Y no sólo eso: su matrimonio es un desastre y no consigue encontrar motivo alguno que de luz a su vida. Así que, como cientos de finlandeses hacen cada año, decide suicidarse. Para ello, se dirige a un antiguo granero, casi abandonado. La casualidad hará que allí se encuentre con Kemppainen, un coronel del ejército que tiene la misma intención de acabar con su vida. Tras este encuentro, ambos se suman en días de conversaciones y convivencia. De ahí surgirá una idea: el suicidio  colectivo. El gerente y el coronel lograrán reunir a un nutrido grupo de aspirantes al suicidio. Personas como ellos que se reunirán para subirse a un autobús y desplazarse por toda Europa buscando un destino, un lugar propicio para culminar su suicidio en grupo.

Estamos ante una de esas historias que dejan de lado la acción y los giros argumentales. Se centra en las personas, en los componentes del grupo. En sus sentimientos, sus vivencias, y sobre todo sus traumas. Durante la primera parte de la novela, vamos conociendo grosso modo a quienes serán pasajeros en este autobús tan particular. Conoceremos sus motivos, sus desgracias, y así nos encontraremos con historias muy variopintas. Algunas crudas y trágicas, y otras en las que prima la injusticia, el tedio y la mala suerte. Pero todas ellas tienen algo en común: son creíbles, son coherentes. Podrían sucedernos a cualquiera de nosotros.

Paasilinna no hace demasiado por intentar buscar la sorpresa en esta historia, porque no es su propósito. Sabe a dónde quiere ir a parar y nosotros, lectores, comenzamos a intuirlo muy pronto. Aún así, es casi inevitable dejarse arrastrar por la prosa simple y ligera de Paasilinna. Sin grandes alardes y con ese punto de simplicidad casi periodística. Tenemos la impresión de ser partícipes de las experiencias de unos turistas de lo más especiales. De estar leyendo la crónica de un viaje atípico, cuyo destino es la muerte. 

Una novela con un final casi cantado pero, sin embargo, una novela diferente. Lo es ya desde su propio planteamiento, partiendo de una de las ideas más originales con las que me he topado últimamente. Continuando con la propia visión del suicidio que nos plantea el autor. Dramática al principio, pero que pronto se verá salpicada por oportunas gotas de humor, ironía y, sobre todo, emotividad a raudales. Y rematando con el regusto de positividad que nos deja esta historia.

No hay mejor colofón para esta reseña que una de las frases que el propio autor nos lega. Una de esas citas cuya dimensión total sólo llegamos a comprender una vez hemos cerrado el libro. Para Paasilinna, la muerte nos amenaza. Pero también nos hace libres.