El Gato con Botas (2011)

Hoy me he decidido a proyectar en el desván una de esas películas que no estoy tan acostumbrado a traeros. Y es que, no vamos a engañarnos ya a estas alturas, también soy de los que a veces caen ante alguna de estas producciones de animación, destinadas a los más jóvenes, pero en definitiva para el disfrute de casi todos. Ésta es de las que tenía apuntadas por el personaje. El Gato con Botas me gustó en Shrek, y pensé que una película en la que fuese el auténtico protagonista no podría desagradarme. Quizá el hecho de que adore los gatos tenga también algo que ver.

La historia nos retrotrae a antes de que Shrek y El Gato con Botas entrasen en contacto. Este último se nos presenta como un fugitivo que se dedica a cometer hurtos para subsistir, respetando, al más puro estilo Peter Pan, a los más desfavorecidos. Cuando se entera de que una conocida pareja de ladrones guarda unas valiosísimas habas mágicas, no duda en intentar hacerse con ellas. Es entonces cuando aparecerán dos personajes decisivos: Kitty, una gata ladrona y provocativa, y Humpty Dumpty, un viejo amigo de la infancia de Gato con quien se había enemistado. Ambos ya habían comenzado en el pasado la búsqueda de las preciadas habas, y ahora se verán casi forzados a retomar su amistad y trabajar en equipo para alcanzar, al fin, su objetivo.

La película, he de decirlo, me decepcionó un poco. Por supuesto, es amena y tiene los toques de humor habituales, pero me quedo sin duda con El Gato con Botas que vimos en Shrek, aunque actúe como secundario. Me ha saturado un poco en esta ocasión, demasiado descafeinado para el rol capital que desempeña en la trama. Me ocurrió un tanto lo mismo con Humpty Dumpty. Sólo la irrupción de la gatita Kitty y el magnetismo especial que se genera entre ella y el Gato desde el principio le dan algo de aire a esta historia, por lo demás simplona y totalmente predecible.

Una película entretenida, con retazos de diversión, pero que no llega a distanciarse de tantas otras que persiguen el mismo propósito. Una de esas moralejas o enseñanzas finales tan abundantes en esto de la animación le habría dado otro enfoque, otra dimensión, más profundidad. El problema aquí es que, si existe algo parecido, no está lo suficientemente potenciado, y nos encontramos con una historia que nos transmite muy poco. Entretiene y nos roba alguna sonrisa, pero ni siquiera intenta ir más allá.

Aunque me pongas esa carita, querido gato, tengo que resistirme hoy a recomendarte. Dentro del profuso mundo de la animación, hay opciones mejores con diferencia.