"Balzac y la joven costurera china" (Dai Sijie)

Desde que empecé a construir y a adecuar este pequeño desván, me he colado, entre medias, en montones de rincones, interesantísimos y acogedores. Con ellos llegaron, y siguen llegando, puñados de recomendaciones literarias que me sobrepasan por completo. No podría disfrutarlas todas ni en tres vidas, yo que intento leer con calma, saboreando cada sílaba. Precisamente esto de disfrutar cada página me ha resultado especialmente fácil con la novela que hoy os traigo. Me la recomendaba Dorothy, a quien debo uno de esos agradecimientos eternos que siguen a un delicioso descubrimiento. 

En “Balzac y la joven costurera china” conocemos a Dai y Lúo, nuestros dos protagonistas, dos adolescentes que nos remontan a una China de transición, fiel reflejo de los cambios implantados por el régimen de Mao Zedong hacia finales de los 60. En este escenario, Dai y Lúo son separados de sus familias y enviados, como parte de un proceso de “reeducación”, a un poblado situado en una aislada montaña. Su mísera vida, en condiciones infrahumanas, cambiará cuando conocen a otro muchacho, Cuatrojos, que guarda celosamente una maleta. En su interior, esconde libros de Balzac, Dumas, Baudelaire, Brönte, Dickens… Obras prohibidas por el régimen que transformarán profundamente a los personajes de esta historia. 

Pese a ser una novela corta, es concisa y, sobre todo, muy efectiva en cuanto a situarnos en un contexto social. Sin entretenerse, Dai  Sijie nos traslada la pobreza y la miseria, pero sobre todo traza un boceto perfecto de una sociedad oprimida y cerrada, víctima de una continua reafirmación ideológica que excluye casi cualquier elemento cultural ajeno. Sólo en este contexto podemos comprender el efecto que esas obras prohibidas, empapadas del pensamiento y las concepciones occidentales, provocan en quienes llegan a conocerlas. 

Dai y Lúo, que pronto demostrarán un especial talento como oradores, narrando estas historias, se aproximarán al otro personaje capital de esta novela: La Sastrecilla, una hermosa muchacha a quien nuestros protagonistas conquistarán, casi sin darse cuenta, historia tras historia. Esta joven es el fiel reflejo del perfil de toda la aldea: nunca ha estudiado y dedica su vida a ayudar a su padre en su labor como sastre. Es interesantísimo ver la influencia que la literatura occidental ejerce sobre ella, y página tras página vamos atisbando pequeños cambios en sus ideas, en su personalidad, e incluso en su vestimenta. Y no sólo ella, toda la aldea se va impregnando, poco a poco, de esos nuevos aires.

Una historia que nos habla de la importancia y el poder de la literatura. Y es que las obras de Balzac y compañía se convierten en la mayor libertad para este oprimido e inculto poblado. Una obra que se cuela entre mis indispensables y que recomiendo a todo el mundo. Sin importar edad, ni cultura, ni siquiera preferencia por algún tipo de género literario: Una obra universal en toda la amplitud del término.