"Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea" (Annabel Pitcher)

Hay libros que encierran historias sencillas, rápidas de leer, fáciles de comprender y que consiguen conmovernos. Remover esas fibras en nuestro interior que a veces creemos dormidas con pocas páginas. Hacía tiempo que no me encontraba con una de estas historias hasta que llegó a mis manos este libro, para el que también hay hueco en nuestro desván.

“Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea” es la historia de Jamie, un niño de diez años que es testigo de cómo su familia se va fragmentando a raíz de un suceso fatal: la muerte de su hermana Rose víctima de un atentando terrorista islamista. Antes, su familia era como cualquier otra, pero ahora su madre les ha abandonado, y su padre no hace otra cosa que beber. Así que Jamie sigue su vida aferrándose, junto con su hermana Jasmine, a la posibilidad de que sus padres se reconcilien algún día. También se encontrará con otra ayuda inesperada: la de Sunya, una compañera de clase musulmana que pronto empezará a ejercer una gran influencia sobre Jamie.

Como comentaba al principio, Annabel Pitcher recurre a una historia más bien simple en la que lo más destacable es el enfoque que nos ofrece. Y es que es el propio Jamie, en primera persona, quien nos narra los acontecimientos desde su punto de vista. Así, somos testigos de su confusión inicial ante la delicada situación entre sus padres, y percibimos perfectamente esa peculiar mezcla entre ingenuidad y lucidez que caracteriza a los niños cuando alcanzan cierta edad y comienzan a ser conscientes de la realidad que les rodea. El perfil psicológico de nuestro protagonista se nos antoja muy sólido, sin fisuras ni incoherencias.

Acompañamos a Jamie en su inquietud por volver a ver a su madre, en la tierna relación que mantiene con su hermana Jasmine, y en sus primeros y complicados días en su nueva escuela. Después, llegan sus remordimientos de conciencia por relacionarse con Sunya sabiendo que su padre odia visceralmente a los musulmanes tras el atentado que le arrebató a una hija. Jamie se nos hace tan cercano que casi no podemos evitar sonreír ante sus cavilaciones, ni sufrir con él en los malos momentos. 

Jasmine y Sunya también resultan dos personajes muy interesantes, aunque la propia historia les traslade a un evidente segundo plano. Jasmine nos muestra a una niña muy madura para sus sólo quince años edad, que no duda en intentar sacar adelante a la familia cuando su padre ha bebido demasiado. O sea, casi siempre. Sunya, por su parte, contrasta en muchos sentidos con Jamie: es valiente, decidida, y hay aspectos que también sugieren una temprana madurez.

Un libro ágil y ameno en general que se lee en un suspiro y nos regala una historia dura, bastante cruda en ciertos puntos. Sobre todo si el lector consigue, como en mi caso, empatizar con Jamie casi desde el principio. Todos hemos sido niños alguna vez, y hemos visto el mundo desde ese prisma que Pitcher aprovecha tan bien en esta trama.

Una historia de abandono, de lucha, de dolor y férreos prejuicios. Pero también de humor, amistad, ternura, y mucha valentía.