El último pasajero (Manel Loureiro)

Confieso que fui de los que caí con Manel Loureiro con su trilogía Z. Tres thrillers muy bien llevados que os desempolvaba aquí y que prácticamente me leí del tirón, cayendo en esa especie de espiral casi obsesiva hacia la que nos precipitan las buenas historias. Cuando supe de su nueva novela, también supe que tenía todos los elementos para recalar en el Desván: toques de terror, tintes sobrenaturales y, sobre todo, mucho misterio. ¿Qué puede haber más extraño que un barco hallado en alta mar, en perfecto estado, pero cuya tripulación ha desaparecido casi en su totalidad?

De esta premisa parte esta nueva historia de Loureiro, en un comienzo que sólo puedo calificar como muy prometedor. Estamos en 1939, unos días antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, y tenemos al Valkirie: un enorme buque olvidado en medio del océano que es descubierto por un carbonero, el Pass of Ballester. Cuando una reducida expedición aborda el Valkirie, se topará con que no hay nadie a bordo, aunque todo el bagaje, las provisiones y las posesiones de la tripulación están intactas. Los navegantes del Valkirie parecen haber desaparecido súbitamente. El único signo de vida es un bebé, que es hallado en uno de los lujosos salones del trasatlántico.

Con estos atrayentes cimientos, la trama se concentra más de medio siglo después en la figura de nuestra protagonista, Kate. Una mujer a quien vemos desmoronarse, superada por la inesperada pérdida de su marido. Kate, periodista del London New Herald, se topará con la historia del Valkirie, que ha sido adquirido por una exorbitante suma de dinero por un magnate judío. La intención de este hombre es hacer zarpar de nuevo al Valkirie. Y Kate, intrigada por los motivos del magnate y engullida por la historia que puede cubrir para el New Herald, comenzará a indagar.

Tenemos una narración directa y prácticamente lineal, rota tan sólo por algún flashback que no se convierte en tendencia. Y distribuida en capítulos breves, que sirven al autor para dosificar la intriga a la perfección y para alternar el punto de vista de los personajes. Loureiro demuestra que se desenvuelve con maestría en esta estructura, y consigue que su novela sea adictiva, de esas que nos quitan horas de sueño. Mi única pega aquí son un par de comparaciones, pensadas seguramente para sumir al lector en la oscura atmósfera del Valkirie, que no me resultaron muy afortunadas. Eso, y alguna que otra escena tórrida que creo que esta historia no necesitaba del todo.

Detalles que no empañan una buena novela. El terror caliginoso y psicológico por el que Manel Loureiro apuesta aquí se mezcla con lo sobrenatural, con un deje a ciencia ficción, una píldora de romanticismo, y una ambientación deliciosa, que incluso el lector profano adivina mimada, documentada y muy bien perfilada. Si os llama esto de los barcos fantasma, “El último pasajero” es un auténtico page-turner que consigue una intriga creciente hasta la última página. Dejando además en el lector esa sólida sensación de haber recorrido, durante un rato, los pasillos, salones y camarotes del Valkirie. A veces lujosos, deslumbrantes. Y otras sórdidos y umbríos.