Oblivion (2013)

Tom Cruise volvía a la cartelera hace pocas semanas y lo hacía de la mano de la ciencia ficción. Quizá no sea el género en el que más se prodigue, ni el que le ha hecho ser el archiconocido actor que hoy es. Pero tampoco puede negarse que no le ha ido nada mal con él. Ahí está esa “Guerra de los Mundos” de Spielberg, bastante correcta. Por no echar la vista un poco más atrás y toparnos con la genial “Minority Report”. Esta “Oblivion”, sin ser una película tremenda o indispensable, tampoco es la excepción.

“Oblivion” es casi un “yo me lo guiso, yo me lo como” de Joseph Kosinski: este filme bebe de una novela gráfica homónima que no ha llegado a publicarse. Y, en parte, se nota que la idea madre de esta historia no era quizá ser trasladada a la gran pantalla, porque el argumento sí muestra visos de esa profundidad y complejidad que suelen acompañarnos más bien entre páginas.

Tom Cruise encarna a Jack Harper, un técnico de Drones cuya misión consiste en patrullar cada día los cielos de la Tierra, como si de un vigilante se tratase. Un planeta que es prácticamente irreconocible porque estamos en el año 2073, y se halla prácticamente destruido. Hace más de medio siglo, la Tierra fue atacada, desencadenándose una guerra de la que los humanos lograron salir victoriosos. No obstante, la mayor parte del planeta fue destruido, y la humanidad evacuada a Titán, una de las lunas de Saturno. Jack, junto a su compañera Victoria, ha sido designado para extraer los pocos recursos aprovechables que aún puedan permanecer en la Tierra.

Oblivion en inglés viene a designar algo así como el olvido en castellano. Y en torno al olvido se asienta un poco el esqueleto argumental de este filme. Lo de recordar, en esta historia de Kosinski, está prácticamente prohibido. Pero Jack no puede evitarlo y los recuerdos le asaltan con cierta frecuencia. Recuerdos que, por temor, decide no compartir ni siquiera con Victoria, su socia y amante. Recuerdos en los que aparece de forma reiterada una mujer, a quien también ve en sueños. Un buen día una nave se estrella accidentalmente y Jack rescata precisamente a Julia, esa mujer que parece habitar en sus recuerdos. Y su vida da un vuelco total.

Así arranca un poco el juego de Kosinsky, fundamentado en varios giros argumentales interesantes. Empieza a mostrar y ocultar a su antojo para dirigir la historia. Cuando parece que ya la ha asentado, comenzaremos a darnos cuenta de que algo fallaba desde el principio. Es la propia historia la que nos impulsa a cuestionar sus pilares más básicos y comenzar de nuevo a montar el particular puzle.

“Oblivion” tiene algunos puntos más a su favor. Una ambientación futurista conseguida en los escenarios, con alguna referencia fugaz a nuestro planeta en la actualidad. Pero también en cuanto a naves, Drones y demás artilugios. Lograda, espectacular, e indudablemente inspirada en otros clásicos del género. Incluso argumentalmente no he podido evitar recordar la magnífica “Moon” de Duncan Jones. Y, cómo no, la aparición de Morgan Freeman con quien siempre es un placer toparse en la gran pantalla. Aunque, como en este caso, su papel sea más bien secundario.

Una película muy aceptable que entretendrá a los fans de la ciencia ficción, y a quienes gusten de esas tramas en las que casi nada resulta ser lo que en principio parece. Supera las dos horas de duración y, aunque es cierto que se hace lenta en algún punto, está bien llevada en general. Y sí, tengo que decirlo, quizás le sobre un poco de miel para mi gusto. Pero bien visto, ¿qué sería del Sr. Cruise sin una fémina a quien impresionar, conquistar, recuperar, o salvar al final de cada peli?