Los Mundos de Coraline (2009)

Volvemos a la animación en este Desván. En este caso, con una película de las que beben de una novela. Neil Gaiman publicaba allá por 2002 “Coraline”, aunque hasta 2009 no llegaba esta adaptación a la gran pantalla, dirigida por Henry Selick (“Pesadilla antes de Navidad”). No llegó a obtener ninguno de los galardones, pero fue nominada al Oscar, Globo de Oro, Saturn y BAFTA Award. Todos ellos, en la categoría de mejor filme de animación.

Coraline es nuestra protagonista, y no la llaméis Caroline, porque la chica tiene carácter. Su historia comienza con una mudanza: se traslada con sus padres a una gran casa antigua. Ello implica dejar atrás a sus amigos y comenzar una nueva vida. Coraline lo intenta, trata de apoyarse en sus padres para conseguirlo, pero se encuentra con que ninguno de ellos tiene tiempo para ella. Se pasan el día trabajando, frente a sus ordenadores. Coraline, asqueada y aburrida, decide dar rienda suelta a su curiosidad y comienza a explorar la casa y sus alrededores. Conocerá a sus nuevos vecinos, el Señor Bobinski y dos excéntricas mujeres con un pasado artístico. Pero conocerá, sobre todo, a Wybie, que se convertirá en lo más parecido a un amigo. Y a su gato negro, que contra todo pronóstico tendrá un rol relevante en esta historia.  

La anodina rutina de nuestra Coraline terminará cuando descubre, en una de las habitaciones de su nueva casa, una curiosa portezuela cerrada con llave. Durante la noche, Coraline se despertará y descubrirá que esa puerta le permite acceder a otro mundo. A otra vida en la que ella es la protagonista. Otra vida aparentemente mejor, en la que sus padres le hacen caso, e incluso cocinan sus platos preferidos. Sin embargo, no tardará en descubrir que, tras raspar la superficie, ese nuevo mundo alberga muchas más sombras de las esperadas.

Acompañaremos a Coraline en su aventura para escapar de ese nuevo mundo, que por momentos se torna más lóbrego y sombrío. Una ambientación fantástica, bastante particular y bien conseguida en los escenarios, que además se amolda muy bien a esa animación en stop motion que se nos propone aquí. Y en la que siempre encuentro un encanto especial.

Otra buena opción dentro del género. “Los mundos de Coraline” es amena en su totalidad, sin demasiados altibajos en cuanto a ritmo. Divertida en alguna escena y emotiva en su justa medida. Hay personajes insoportables, y también otros muy carismáticos. Sin ir más lejos, quiero un gato como el guía a Coraline en esta historia. Una aventura que metaforiza un poco esa necesidad de separar lo superficial de las cosas realmente importantes. Representa a la perfección cómo lo atractivo puede fácilmente resultar trivial. Y nos invita a mirar más allá de lo aparente para descubrir esas cosas importantes, las que en realidad rigen nuestras vidas.