El ruletista (Mircea Cărtărescu)

El pequeño relato corto al que hoy hacemos hueco en este Desván es de esos hacia los que la fiera máquina de la censura volcó su atención. Fue prohibido durante años en Rumanía al ser considerado demasiado violento. Su autor, Mircea Cărtărescu, es quizás más reconocido en su faceta de poeta que como relatista o novelista. Y no es demasiado conocido. De hecho, esta es otra de esas obras (son ya varias) que de no ser por Offuscatio quizás nunca habrían llegado a este rincón virtual.

Partimos leyendo las reflexiones de quien, a modo de narrador, nos acercará a la particular historia del Ruletista. Se trata de un escritor moribundo que prologará y del mismo modo clausurará el relato. En sus divagaciones distinguimos una dosis de existencialismo pesimista. Intuimos el fracaso de quien a lo largo de su vida ha cultivado la ficción, la fantasía, y que en su último aliento se decanta por contarnos la historia de un personaje real, el Ruletista, a quien conoce desde la infancia.

Una crónica que arranca con un magistral retrato de nuestro protagonista. Cărtărescu tiene ese don que siempre me cautiva: sus frases funcionan casi a modo de ágiles trazos, y en un par de páginas tenemos el boceto. Y conocemos lo suficiente de nuestro Ruletista: su evolución vital, sus fantasmas, sus excentricidades. Y sobre todo el rasgo más notable: su pésima suerte. Una burlesca fortuna que le precipita a una existencia miserable.

Con este perfil, nuestro protagonista se iniciará en el juego letal de la ruleta rusa, apostando su propia vida a cambio de ingentes sumas de dinero. Un juego que le otorgará popularidad y su denominación de Ruletista, y que Cărtărescu nos sitúa en lugares abyectos. Sótanos clandestinos y pestilentes en los que se reúnen patrones y accionistas entre insectos, viejas maderas y el olor de la miseria. Una ambientación casi kafkiana que encaja a la perfección y es uno de los grandes puntos fuertes del relato.

Descubrir qué es de nuestro Ruletista y, sobre todo, cómo nos lo transmite Cărtărescu es tarea del lector. Una historia dramática en la que el rumano juega a mostrar y ocultar sus cartas precipitándonos hacia un final no por predecible, menos adecuado. Nuestro escritor retoma su monólogo y nos invita, con la hipótesis que nos brinda, a releer y reinterpretar lo que acaba de pasar fugazmente ante nuestros ojos.