Argo (2012)

Pese a que haya sido una de las grandes triunfadoras del pasado año, desde el principio era algo escéptico con respecto a la polémica “Argo”. El filme de Affleck que nos narra el rescate de seis diplomáticos americanos atrapados en una embajada de Irán, en pleno auge de una violenta revuelta a principios de los 80.

Una trama que protagoniza el propio Ben Affleck, encarnando a Tony Mendez, un agente de la inteligencia estadounidense especialista en rescates, y que es consultado para encontrar el modo de rescatar a esos seis diplomáticos. Tras la toma de la embajada estadounidense por los rebeldes iraníes, huyen y se ven obligados a refugiarse en la Residencia Oficial del embajador canadiense. Allí no están a salvo, y Mendez ideará un rocambolesco y arriesgado plan para tratar de devolverlos a los Estados Unidos. Gracias a un par de contactos en la industria de Hollywood, Tony creará la tapadera perfecta para llevar a cabo su plan.

Así surge “Argo”, una película de ciencia ficción para cuyo supuesto rodaje Mendez viajará al hostil Irán. Supuesto rodaje porque “Argo” nunca verá la luz, es tan sólo la excusa que sirve a Mendez para hacer pasar a los diplomáticos por miembros de su equipo de rodaje y así intentar sacarlos del país.

Si atendemos al contexto histórico, seguramente esta película tiene sus luces y sus sombras. Me convence el Irán al que Affleck nos traslada en esta historia. Un ambiente hostil y endiablado en el que las calles hierven de furia y violencia. Contribuye a hacer creíble esta historia, a aproximar el peligro a nuestras pantallas. No obstante, y estando basada en hechos reales, da la impresión de que Affleck nos lo cuenta un poco como le da la gana. Al final, el filme cae en lo mismo que todos los que llevan el sello Hollywood y persiguen plasmar una historia basada en algún evento histórico. “Argo” abusa de patriotismo, pasa de puntillas sobre algunos hechos (un par de escenas de reconocimiento ya hacia el final no creo que hagan justicia al rol crucial que desempeñó Canadá en toda esta historia) y los iraníes parecen poco menos que demonios coléricos que agitan las calles.

Sin embargo, si nos centramos en la historia con minúsculas, la que Affleck nos cuenta, hay muy poco que objetar. Las interpretaciones son muy correctas, sin maravillar, con un par de personajes carismáticos e incluso divertidos. La historia atrapa desde el comienzo con un inicio más pausado para ubicarnos, que poco a poco se tornará en acción frenética y genera una tensión muy especial en los últimos compases. Sin duda Affleck ha sabido aquí jugar con el ritmo a la perfección para convertirlo en uno de los pilares básicos de esta “Argo”

En definitiva, pese a que sacrifique un poco de rigor histórico en pos del dramatismo y un ritmo trepidante, “Argo” es una muy buena película, efectiva como pocas y de esas que, cuando queremos darnos cuenta, han dado paso a los créditos. Con ellos, por cierto, vienen una serie de fotografías reales que nos invitan a apreciar la labor de caracterización y ambientación del filme. Así que nada de levantarse cuando empiecen a aparecer letras.