Primos (2011)

Si tuviese que buscar una de esas definiciones cortas y lapidarias para “Primos”, esta comedia dirigida por Daniel Sánchez Arévalo y estrenada en 2011, diría sólo dos palabras: buen rollo. Porque casi todo en ella da la impresión de haber sido concebido para provocar precisamente ese sentimiento en el espectador. No es sólo humor, aunque lo encontraremos continuamente a lo largo de esta historia. Son los personajes y sus historias, y también los escenarios. Incluso la elección musical. Ya los primeros compases del “Quiet Town” de Josh Rouse  que la precede parecen querer guiarnos hacia ese positivismo.

 

Y eso que el filme parte de una de esas premisas no precisamente agradables, o cómicas, como es un desencanto amoroso. En este caso en la piel de Diego (Quim Gutiérrez) que un día antes de su boda es abandonado por la que iba a ser su mujer, Yolanda. Ante tal panorama, a Diego tan sólo le quedará el apoyo incondicional de sus dos primos, Julián (Raúl Arévalo) y José Miguel (Adrián Lastra). El diagnóstico de este genuino trío para el mal de amores de Diego es un poco aquello del clavo que quita a otro clavo. Así que los tres se aventuran en un viaje a Comillas, el pueblo donde pasaron una parte de su infancia y donde Diego se topó con su primer amor: Martina (Inma Cuesta). Su propósito es recuperarla, pero en el pueblo se encontrarán con otras personas que les remontarán a su pasado. Un ejercicio de nostalgia en el que la tristeza quedará pronto bastante rebajada.

A veces os traigo a este Desván historias que me atrapan por su argumento, por lo original o por tener algo de sorpresivo. Por mantener un buen ritmo y no dar respiro, o por mantenernos intrigados y sorprendernos. En este caso no es así, el argumento no es nada del otro mundo. Lo que creo que sustenta a esta historia y la hace tan particular son sus personajes. Carismáticos como pocos, casi todos nos muestran algo con lo que empatizar, sin apenas darnos cuenta. La torpeza natural de Diego, sus ocurrencias y sus indecisiones. La fidelidad y algún resquicio de caridad que Julián guarda tras su apariencia de perfecto golfo. La desmesurada bondad de Martina, que casi se nos antoja imposible. O ese cinéfilo Bachi que ahoga en alcohol la vergüenza que le provoca el distanciamiento con su única hija, Clara.

Todos ellos, y las historias que arrastran, convergen en este pueblo ataviado con ropajes de verano. Con sus juegos tradicionales, verbenas, bailes y orquestas (la versión del “As long as you love me” de los Backstreet boys que se marcan los tres primos no puede pasarse por alto) Una atmósfera que se llena de diversión por momentos y es garantía de carcajadas y escenas que os robaran sonrisas casi constantes.  

Sin duda, de las mejores comedias españolas con las que me he encontrado últimamente. Ágil, nada forzada y sin llegar a enterrar la parte más humana y emotiva, que surge a destellos y al fin y al cabo es la que le da casi todo el sentido. Pero entre sonrisas, y con el dramatismo rebajado, todo se ve muchísimo más claro.

 

“Primos” es un perfecto antídoto cuando las cosas empiezan a adquirir un tono grisáceo. Yo os dejo una pequeña dosis, en forma de tráiler: