El paciente (Juan Gómez-Jurado)

Dave, el Doctor Evans, es el protagonista de la historia que este martes abordamos en el Desván. Dave es un notable neurocirujano que se enfrentará aquí al dilema ético más crudo. Su próximo paciente será el mismísimo Presidente de los Estados Unidos, que necesita de una intervención urgente. Nuestro Dave, sin embargo, se verá de pronto catapultado entre dos extremos. Y de poder salvar la vida del hombre más importante del planeta, Dave pasará a tener que acabar con ella.

Un vuelco dramático motivado por el secuestro de Julia, su hija. Si Dave quiere volver a verla con vida, tendrá que matar a su próximo paciente en el quirófano. Y de esta rotunda premisa parte “El paciente”, la última novela de Juan Gómez-Jurado. Un autor que ya me regaló un muy buen rato entre páginas con “La leyenda del ladrón” y con el que tocaba ya repetir.    

En este caso con una historia bien distinta, porque lo que tenemos es un auténtico page-turner. Una novela que prácticamente se lee sola, amoldándose al thriller sobre todo en cuanto a ritmo. “El paciente” apuesta por la sencillez, por una de esas tramas más bien simples con algún destello de originalidad. Pocos personajes y un estilo muy directo. Casi visual, casi cinematográfico.

Solo un puñado de personajes entre los que destaca sin duda Dave, que es quien mayor profundidad presenta. Página tras página le vamos conociendo, a través de un narrador en primera persona que nos lo hace cercano, más íntimo. Conocemos sus impresiones, sus obsesiones, sus miedos y esos traumas que han quedado cincelados en su pasado. El suspense en la esfera más psicológica es una de las grandes bazas de esta novela.

Tenemos además un par de secundarios interesantes, con los que apreciamos un cambio en el narrador. La tercera persona omnisciente toma el mando al aproximarnos a Kate y adentrarnos en la vertiente más dinámica y típica de la historia, con acción trepidante e investigación. También en el caso de Mr. White, que surge casi a modo de villano. Frío, calculador, carente de cualquier capacidad de empatía y envuelto constantemente en cierto misterio.     

Una novela de esas que casi nos impulsan a dejarnos llevar. No será el argumento más innovador, pero Juan ha conseguido cargarlo de solidez. Una vez nos amoldamos a esa premisa inicial, apenas apreciamos fisuras, no tenemos muchos altibajos, y quizá por ello es tan sencillo leer hasta alcanzar el final. Muy recomendable si os gustan estos thrillers en los que lo psicológico parece primar por encima de la propia acción.