"Oscuro" (Teo Rodríguez)

Bienvenidos a Chrystal Hood, un pueblo ubicado entre las montañas del condado de Pennington, en Dakota del Sur. Situado prácticamente sobre un volcán, parece uno de esos pequeños pueblos tranquilos, con algún que otro habitante singular. Allí se encuentra el psiquiátrico Shine Memorial, donde está ingresado Ethan, que lleva años en estado catatónico. Pero un día se despierta, y lo hace para pronunciar tan sólo dos palabras: “Ya viene”. Desde entonces, una serie de movimientos sísmicos, cada vez más intensos, comienzan a sacudir Chrystal Hood.

Así comienza “Oscuro”, la primera novela de Teo Rodríguez. Primera novela pero, ni mucho menos, primera historia. Teo es el creador de una serie de relatos cortos de terror que fueron fantásticamente dramatizados y llegaron a convertirse en una sección propia del programa radiofónico Milenio 3.

Esta novela parte con un enorme punto a su favor en cuanto a ambientación, que es Chrystal Hood, un pueblo por el que casi parecemos caminar entre página y página. Pronto comenzamos a conocer a sus habitantes. A Edgar, un transportista puertorriqueño, o a Ted, un comercial en perpetuas discusiones con su esposa. Nos encontraremos con Joseph, el cabeza de familia de los Witmore, que vive con su esposa y sus dos hijos. También con el sheriff Norton y sus dos ayudantes, Clyde y el novato Miles. Pero si hay dos personajes capitales en esta trama, esos son Isaiah y Sunny. Isaiah es el hermano de Ethan, un tío de lo más tímido y retraído que, prácticamente, ha renunciado a su felicidad en pos de los cuidados hacia su hermano enfermo. Y Sunny, que personifica una de esas amistades sólidas que se prolongan desde la infancia. Es, por así decirlo, la lealtad sin la que nuestro Isaiah se habría quedado completamente sólo, y nunca cesa en su empeño por intentar que su amigo levante cabeza. Todos ellos, y algún otro más, tienen sus particulares historias y su papel en esta trama.

Porque, justo tras los temblores, en Chrystal Hood se desata una oleada de violencia inesperada, con extraños suicidios y asesinatos. Llega el terror y, aunque creo que comparar no es lo mejor en una reseña, también creo que plasmar lo que una historia nos hace sentir o evocar es fundamental. Y yo, en los primeros compases de la novela, he recordado otro pueblo: ese Castle Rock en el que un tal Lelant Gaunt tenía en su tienda cualquier artículo que pudiésemos desear. Porque en Chrystal Hood ocurre un poco lo mismo: sus habitantes comienzan poco menos que a matarse unos a otros, en una terrorífica cadena que convierte el pueblo poco a poco en un infierno, hasta que todo estalla.

La novela está dividida en 79 capítulos muy cortos, hilados de forma magistral de cara a preservar la intriga y no dejarnos parar de leer. Como si fuesen destellos, casi imágenes que oscilan entre el pasado y el presente y que se nos trazan entre páginas para que, como lectores, vayamos poniéndolas en orden y construyendo esta historia. El autor hace gala de  un estilo equilibrado, sin recargar la novela con descripciones ni tampoco abusar de diálogos, y demuestra saber defenderse con solvencia en las escenas que lindan con el terror. No sólo describe, sino que consigue transmitir la incomodidad y violencia necesarias para hacerlas creíbles.

El punto negro, ya sabéis que siempre suele haber alguno, me ha venido en este caso hacia el final. “Oscuro” es una novela de terror con tintes psicológicos y sobrenaturales, y me ha dejado un poco la impresión de que, a medida que se resolvía, se iba diluyendo precisamente en esos tintes. Ojo, el final es muy digno, cierra todos los aspectos fundamentales de la trama, pero lo que ha ocurrido es que a mí este Chrystal Hood me pedía algo diferente. Quizás no tan sugerente y tan atávico, quizás menos psicológico y más consistente.

En cualquier caso, los que sois de terror tenéis una visita pendiente al condado de Pennington, con recomendación de un servidor. Por mi parte, creo que ya no volveré a mirar del mismo modo a quien vea tarareando cierta cancioncilla…