“La red social” (David Fincher, 2010) es una de esas
películas de las que todos hemos oído hablar. No sé si por la cantidad de
premios y galardones que ha cosechado desde su lanzamiento, o por trasladarnos
a los inicios de algo que hoy muchos usamos cada día, como es facebook.
La historia se asienta en dos litigios, que se nos presentan
simultáneos, contra Mark Zuckerberg. Sí, ese hombre desconocido del que nada se
ha dicho y casi nadie ha oído hablar. De ellos parte esta película, en una
trama que rueda en un continuo racconto, guiándonos hasta los inicios de una
red social que hoy se ha extendido, cual pandemia, por todo el mundo.
En esos inicios, encontraremos a un Mark Zuckerberg que,
casi sin querer, crea una web que se convierte en un éxito entre sus colegas
universitarios. Su funcionamiento es bien sencillo: se muestran las fotografías
de dos chicas del campus, y los usuarios votan a la más atractiva. Para
crearla, Mark se basa en un algoritmo desarrollado por Eduardo Saverin, su
mejor amigo. El éxito de esta web atrae la atención de los gemelos Winklevoss,
que contactan con Mark para desarrollar una suerte de proyecto de red social en
el ámbito de su universidad, Harvard.
Pero lo que ocurre es que Zuckerberg y Saverin se asocian
para diseñar su propia red social, que adquiere popularidad rápidamente.
Comenzarán las fricciones con los hermanos Winklevoss, que acusan a Zuckerberg
de haberles robado la idea. Pero a medida que Facebook crece y se consolida,
los problemas irán mucho más lejos, deteriorando la amistad entre Mark y
Eduardo.
Un Zuckerberg, interpretado por un acertado Jesse Eisenberg,
que se nos presenta como un personaje complejo. Es un superdotado estudiante,
obsesionado con la programación, que tiene en Eduardo a su único amigo cercano.
Durante todo el filme se mantiene como un hombre bastante asocial y totalmente
volcado en su trabajo, que se va viendo superado por el inesperado éxito de su
empresa. Un éxito que le reporta una popularidad a la que Zuckerberg va
acostumbrándose a medida que se suceden los acontecimientos.
Otro personaje con importancia es Sean Parker, encarnado por
un Justin Timberlake que últimamente me persigue. Es un empresario creador de
otro prestigioso sitio web y del que Eduardo desconfía desde un inicio. Mark,
sin embargo, se ve hechizado por su visión de negocio y le integrará en Facebook,
acentuando aún más las divisiones entre los dos amigos.
Una buena película, con una trama bien trazada de manera que
atrapa nuestra atención durante las dos horas de metraje. Pero poco más, en
realidad. Al menos dos de las tres estatuillas que cosechó (me permito salvar
el Óscar a la Mejor Banda Sonora, que me ha encantado) se me antojan excesivos.
Si queréis saber un poco más de los orígenes de esta red
social, sin aburriros, el filme satisfará vuestra curiosidad. Una ruptura
amorosa puede llevarnos a las situaciones más inesperadas a veces. Para
muestra, esta película.