"Trilogía Apocalipsis Z" (Manel Loureiro)

Zombis, no-muertos, podridos, caminantes… Cuando aparecen tantos sinónimos asociados a un mismo concepto es que algo tiene que tener. Podéis acuñar el término que más os guste, o que menos os intranquilice. Pero el caso es que hoy es uno de esos días en los que hay que subir con cuidado al Desván, porque estos seres lo han invadido de nuevo. Así que id sacando la recortada mientras subís esos escalones que tanto chirrían siempre, por si nuestros amigos se encuentran algo hambrientos.

Esta vez no proceden de la gran pantalla, aunque podrían haberlo hecho perfectamente. Hoy se han escapado de un libro, o mejor dicho, de tres. Una trilogía, “Apocalipsis Z” que viene de la mano del pontevedrés Manel Loureiro, y que a estas alturas ya os sonará a casi todos. Comenzó siendo una aventura en un blog literario, que terminó tomando forma de novela de la mano de la editorial Dolmen. El éxito fue rotundo y las dos siguientes novelas, ya bajo el sello de Plaza & Janés, lo prolongaron. La última de ellas, “La ira de los justos”, fue publicada en mayo de 2011.

 

Y precisamente en forma de blog literario arranca “Apocalipsis Z”. La cercanía y la contundencia de la narración en primera persona es el mayor impulso de la trama en los primeros compases. Lo que nos llega, lo que leemos, son las entradas que el protagonista va publicando en un blog a modo de diario. Así, vamos intuyendo como algo extraño ha ocurrido en Daguestán, Rusia. Se nos retrata a la perfección la ausencia de información inicial y la confusión inmediatamente posterior. El rumor de que un peligroso virus ha comenzado a extenderse desde Daguestán va cobrando forma en la red. Al mismo tiempo, surge la censura informativa e incluso en internet. Poco a poco el pánico comienza a contagiarse entre algunos países, que decretan leyes marciales para combatir el desconcierto y la inestabilidad social. Página tras página, vemos como la situación sólo va “in crescendo” y nuestro protagonista evoluciona acorde a ella: pasa de la simple curiosidad a la confusión y la preocupación, que terminarán tornándose en neto instinto de supervivencia. Este arranque es pausado y tan detallado que adquiere contundencia y verosimilitud. Son, quizás, las páginas que más he disfrutado de esta historia.

Después, nuestro protagonista tendrá que abandonar la comodidad de su hogar en Galicia para iniciar una auténtica lucha por la supervivencia en un mundo plagado de no-muertos. Tendrá una fiel compañía: Lúculo, su gato persa, un personaje entrañable y que incluso arrojará algunos resquicios de humor sobre la historia. Juntos, buscarán abrirse paso hacia el mar en busca de un lugar seguro. Es sólo el comienzo de una larga aventura.

En “Los días oscuros”, la segunda parte, el autor abandona un tanto el formato diario más puro y ya nos encontramos ante una historia más al uso. Narrada desde varios puntos de vista y con escenas de acción bastante bien esbozadas, Loureiro demuestra saber jugar con el ritmo a la perfección para que esos momentos de acción resulten casi frenéticos.

En esta segunda parte, conoceremos algo más acerca de la propagación del virus. Comenzamos a atisbar los primeros órdenes sociales que han sobrevivido a la epidemia. Así, llegarán las primeras esperanzas de recuperar algo parecido a una vida anterior. No obstante, los supervivientes viven en una sociedad que, lejos de parecer cohesionada, muestra pronto grietas. Unas divisiones que nos traerán a la mente aquello de que la Historia de un pueblo parece destinada a repetirse una y otra vez en el tiempo. Quizás, en cuanto a ritmo, esta segunda entrega resulte algo más pausada que su predecesora.

Pero con “La ira de los justos” llegará el clímax. Evitando spoilers, sólo diré que ahonda bastante más en ese ámbito social que ya exploraba la segunda parte, con la aparición de nuevos supervivientes organizados. A medida que la historia avanza, la acción irá eclipsando todo lo demás hasta desembocar en un final de esos trepidantes y dramáticos, aunque quizás algo precipitado para mi gusto. Similar al que podríamos encontrar en cualquier película.

Y es que quizás una de las claves de “Apocalipsis Z” sea esa. Que tenga el ritmo de un thriller cinematográfico en el que prima la pura acción. En las escenas más aceleradas y explícitas, casi parece que estamos viendo pasar un filme ante nuestros ojos. Los vínculos que se establecen entre los personajes están ahí, justifican sus actos y muchas de sus reacciones, pero el autor no profundiza más allá. Nada más lejos de su intención, que es plantearnos un mundo que se viene abajo y situar, en este lugar desierto de esperanza, una historia de supervivencia y superación continua, con valores que aún prevalecen.

El enfoque más social de esta saga, siguiendo la tendencia de cualquier historia apocalíptica que se precie, nos lleva a esa reflexión más humana. A preguntarnos cómo reaccionaríamos si realmente ocurriese algo similar, qué intereses y valores primarían, y hasta dónde seríamos capaces de llegar para sobrevivir.

Una trilogía que me permito recomendar, sin duda, si os van este tipo de historias. Una trama en general bastante típica, que oculta alguna sorpresa y algún resquicio de originalidad, y que ha cumplido sin duda con lo que esperaba de ella. Lo dicho: disfrutaréis como enanos si os gustan los zombis.