La invención de Hugo (2011)

“La invención de Hugo” (2011) es una película con sello americano, pero que huele a Francia. Comenzando por su propia ambientación, en una estación de tren con esa magia y ese aire de antaño. Sin olvidar la caracterización de cada uno de los personajes que aparecen en la historia.

Estamos en los años 30 y nos encontramos con Hugo, un muchacho huérfano que se encarga de que todos los relojes de la estación funcionen con precisión. En su soledad, echa de menos a su padre, de quien ha heredado un objeto muy particular: se trata de un autómata capaz de escribir, y que su padre adquirió en un antiguo museo. Hugo alberga la secreta esperanza de que el mecanismo esconda un mensaje de su padre. Lo reconstruye y lo intenta hacer funcionar constantemente, sin éxito, pues necesita una extraña llave en forma de corazón que lo active. Hasta que la joven Isabelle se cuela en su vida. Es aventurera, amante de los libros, y por alguna razón tiene la llave que Hugo busca.

Lo que “La invención de Hugo” nos propone, si hubiese que definirlo en una palabra, es magia. O algo muy parecido a la magia. Incluso la estación y la propia ciudad de Paris en la que se ambienta la trama tiene una suerte de encanto casi fantástico e irreal. Hay ilusionismo y mecanismos como el famoso autómata que casi desafían los límites racionales de la sociedad de la época.

También encontraremos una buena dosis de melancolía. El pasado da la impresión de ser siempre lo que impulsa a nuestros protagonistas, lo que mueve los hilos del presente de esta trama.

Sin embargo, aunque la ambientación de la que os hablaba antes es muy atractiva y está cuidada, no estamos ante una película genial. Le fatla algo. Algo en forma de sorpresa, porque la trama resulta bastante lineal, salvo algún flashback, y predecible. Y algo quizás también en forma de plus de intensidad. Quizás he echado de menos alguna de esas escenas emotivas que consiguen ponernos en la piel de Hugo. Alguno de esos diálogos imprescindibles. Algún personaje que nos conquiste y destaque muy por encima de los demás. Algo que, en definitiva, me haga pensar en “Hugo” como en una película inolvidable. Una pena, porque sí parece tener al menos los cimientos para serlo.

Sí es, sin embargo, una muy buena película, muy recomendable como típica peli para cerrar el fin de semana. Tiene algún destello delicioso de metacine, y también de ensalzamiento casi romántico de los valores de la literatura, en el personaje de Isabelle. Un filme que incide en la perseverancia, nos muestra cómo la voluntad es nuestra arma más mortífera a la hora de conseguir lo que nos proponemos. Y, si es férrea, puede sortear cualquier obstáculo.