Reencuentro (Fred Uhlman)

Esta vez no puedo resistirme a caer en el gran tópico, quizás porque en este caso es de los ciertos. Es imposible leer “Reencuentro”, esta novelilla de Fred Uhlman, y no evocar a Kressmann Taylor. Porque la historia, e incluso el trasfondo, tienen muchas similitudes con aquella “Paradero desconocido” que nos conquistó a algunos.

Estamos de hecho, en esencia, ante la misma historia. “Reencuentro” es la crónica de una amistad hecha pedazos. La de Hans, un muchacho humilde y de linaje judío. Y la de Konradin, un aristócrata perteneciente a una distinguida familia alemana. Añadamos un detalle decisivo que nos hará intuir por dónde van los tiros: ambos, Konradin y Hans, aristócrata y judío, sellan su amistad en la Alemania de entreguerras, hacia 1932.

No tenemos esta vez tintes epistolares, y la historia se nos narra desde el enfoque de Hans. Uhlman mantiene un ritmo constante en su prosa, haciendo uso de un estilo que se torna casi preciosista al lidiar con las descripciones, más secundarias. Lo que resulta es una historia bastante introspectiva, en la que no nos cuesta adivinar algunos destellos autobiográficos, y que plasma de forma simple pero precisa y efectiva la evolución de la relación entre estos dos absolutos protagonistas. Las dudas y los temores iniciales, la ingenuidad infantil y ese idealismo tan juvenil. La admiración mutua, las discusiones casi existenciales y una ruptura, no por previsible, menos abrupta.

Una novela corta con una guinda de las que se me  antojan casi perfectas. Un final contundente y que, no por precipitado, pierde su encanto cerrando esta trama. Otra de esas pequeñas historias que le debo a la blogosfera y que uno se ve casi obligado a replicar.  Un eco que se fue extendiendo. Reverberando hasta llegar al Desván en forma de esta pequeña gran historia de amistad.