Sostiene Pereira (Antonio Tabucchi)

La novela que hoy desempolvamos en el Desván es una de esas tantas que he repescado por la blogosfera. Me topé con Tabucchi, y con “Sostiene Pereira”, en varios blogs con un entusiasmo común.  Así que me adentré en la lectura para ir conociendo a nuestro protagonista.

Un tipo singular, este Pereira, que monopoliza la atención de un narrador en tercera persona, más testigo que puramente omnisciente, y que nos transmite cierta distancia. La sensación constante es la de estar ante un tipo de declaración formal. Una impresión que vemos acentuada por la reiteración deliberada en las dos palabras que componen el título de esta novela, y que veremos repetidas cada poco a lo largo de la narración.

Pereira es un personaje al que vamos figurándonos con el paso de los capítulos, hasta llegar a resultarnos entrañable. Es un hombre educado, solitario, que ha perdido a su esposa y que elude la narración de su pasado, o su esfera más privada. Fuma, adora las omelettes a las finas hierbas y la limonada con azúcar, pese a las recomendaciones de su cardiólogo. Es periodista, amante de la literatura, y desarrolla su trabajo encabezando la sección de cultura del Lisboa, un modesto diario católico. Todo ello a finales de los años 30, en pleno salazarismo portugués y a la sombra de la incertidumbre de la Guerra Civil Española.

Pero su vida cambiará radicalmente cuando, buscando un colaborador para su sección, se topa con Monteiro Rossi, un joven con firmes ideales políticos que es incapaz de omitir en sus artículos. Algo que no convence a nuestro Pereira, quien concibe su sección cultural como algo apolítico, independiente, y puramente literario. Y, sin embargo, Pereira da una nueva oportunidad a Rossi. Una tras otra, en realidad, sin intuir el peligro al que puede exponerse.

Asistimos, a lo largo de capítulos cortos en tono pausado, a la evolución de Pereira. Sin reparar en ello y cayendo en una bondad que se nos antoja casi infinita, apreciamos como Rossi y sus convicciones van influyendo en nuestro protagonista, dejando huella e impulsando sus actos. La misma huella que también deja el Doctor Cardoso, un personaje que nos traerá la carga más filosófica de la novela y nos arrimará de paso a la parte un poco más íntima de nuestro Pereira.

Tabucchi se sirve de un estilo simple y de lo más pragmático para guiarnos por su historia. Ni siquiera recurre al guión para articular los diálogos de sus personajes, sino que opta por un estilo indirecto que, sin embargo, no nos desorienta en absoluto. Certero y práctico, Tabucchi nos deja no sólo a un personaje de esos superlativos, sino también mucho trasfondo social y político. Mucho del desconcierto de la población durante el mandato de Salazar, del conservadurismo, la opacidad, la opresión, o la censura que imperaban. Y también, en otro orden, un puñado de referencias literarias: Pessoa, García Lorca, Balzac, Maupassant…

Una pequeña novela que se devora y se disfruta en dos tardes, pero sin duda destinada a prevalecer más tiempo en eso que algunos llamamos memoria lectora.