Hambre (Knut Hamsun)

Me llevé “Hambre”, del noruego Knut Hamsun, anotada cuando Yossi nos la trajo a su rincón. No es mi género, quizás tampoco el perfil de historia que suelo leer, pero tenía algo. Difícil de identificar y difícil de convertir en palabras, pero lo que Yossi iba desgranando tenía algo. Y se quedó en esa kilométrica lista de futuras adquisiciones que casi todos tenemos. Decidí darle una oportunidad hace tan sólo unos días. Justo antes de empezar con “Dies Irae” llegaba a mi estantería, y justo en la novela de César aparece referenciada esta breve novela de Hamsun. Para que luego digan que el destino no nos guiña el ojo, a veces, a los lectores.

El protagonista de “Hambre” no tiene nombre, ni es necesario. El argumento de esta novela es poco más que un viaje, una invitación a que el lector, paso a paso, vaya adentrándose en su psique. Con una prosa ágil y a través de una narración en primera persona, vamos conociendo a nuestro protagonista, un escritor que intenta subsistir sirviéndose de los artículos que envía a varios periódicos. Un escritor frustrado, que ve como muchas de sus cuartillas terminan rechazadas. Sólo algunas, que consigue escribir en fugaces intervalos de inspiración, son aceptadas a cambio de una retribución mínima.

La consecuencia es que nuestro hombre, se llame como se llame, vive en la miseria y, por supuesto, pasa hambre. Como lectores somos testigos de su frustración, de su turbación, de la particular soledad con la que tiene que lidiar día tras día. Le vemos evolucionar sin progresar, regresar al mismo punto muerto en un bucle que nos permite profundizar e ir, en cierto sentido, conociéndole. Adivinar cada vez más destellos de su desequilibrio, preso quizás de algún trastorno bipolar que le transporta de la euforia más optimista a la depresión más fonda en un instante. De un altruismo casi irracional a la miseria de no poder llevarse un pedazo de pan a la boca.

Los mismos extremos quedan patentes en su esfera más social. Su profusa imaginación le convierte, a veces, en un mentiroso compulsivo. Otras, en un hombre agradecido y bondadoso capaz de empatizar y comprender totalmente a otras personas. Capaz de odiarse incluso por su propio comportamiento y sus propios errores. Cualquier nimio detalle y cualquier leve destello serán capaces de inclinar una balanza que, a medida que devoramos páginas, nos cuesta más atisbar en equilibrio.

Y pese a ello, nuestro hombre seguirá luchando, viviendo y malviviendo y buscando el golpe de efecto que cambie su vida. Llegará, quizá, incluso a enamorarse en algún momento. “Hambre” no es, creo, una novela que pueda leerse en cualquier momento. Hay que ir, al menos, predispuesto en parte a lo que podemos encontrarnos. Pero el componente psicológico, íntimo, casi incluso existencialista que nos propone es fascinante. Y la prosa de Hamsun es capaz de vertebrárnoslo maravillosamente.