The Innocents (1961)

Hacía tiempo que no tocábamos el cine clásico en el Desván y hoy me he decidido por proponeros ese viaje al pasado. Haced las maletas, porque el trayecto es largo. Tenemos que irnos hasta 1961, año en que surgía la película que hoy os traigo: “The Innocents” (traducida en castellano como “Suspense”) y dirigida por el británico Jack Clayton.

Ya sabéis que tanto libros como películas se cuelan en el Desván muchas veces por recomendación. Y este es el caso. El motivador esta vez fue Yossi que en una de esas recopilaciones fin de mes mencionaba precisamente esta película. Tenía muchos puntos para gustarme, era una apuesta casi segura para los que me vais conociendo. Misterio y terror del clásico, de ese tan particular que sólo podemos revivir ya echándonos atrás en el tiempo. Y nada menos que Truman Capote contribuyendo en un guión concebido como una adaptación de “Otra vuelta de tuerca”, la novela de Henry James.

Recordando y refrescando la memoria tenemos a la señorita Giddens, una institutriz que comienza su trabajo en una nueva e imponente casa. Su cometido allí será cuidar de dos pequeños huérfanos, Flora y su hermano mayor Miles, que están bajo la tutela de un tío que decide no hacerles caso y no prestarles mayor atención. Nuestra institutriz descubrirá pronto en la señorita Grose, el ama de llaves, un apoyo constante e incondicional. Pronto reparará en los niños, en su desconcertante comportamiento y en su extraña complicidad. Por si fuera poco, Miss Giddens comenzará a ser testigo de extrañas visiones. Sombras, siluetas y personas que deambulan por el lugar y harán que nuestra institutriz comience a indagar en el pasado de la casa.

La semana pasada traíamos un terror violento y explícito y hoy tenemos el polo opuesto: una película mucho más enfocada a insinuar que a mostrar. Sustentada, como lo estaba la novela de James, en el aspecto netamente psicológico. El filme nos atrapa esta vez en su parsimonia, no se precipita prácticamente en ningún momento. Un ritmo calmo que apenas se ve alterado en un par de escenas hacia el final de la película.

Esta vez sí tengo que pararme a hablar de un reparto más que convincente. Deborah Kerr encarna a la institutriz y plasma a la perfección su evolución, sus contrastes y esa paranoia que poco a poco se va apoderando de ella. Y Martin Stephens y Pamela Franklin son los dos hermanos: dulces en ocasiones, algo estrambóticos y cada vez más inquietantes a medida que pasan los minutos.

La pregunta sobre si es o no una buena adaptación de la novela es casi inevitable en estos casos. Personalmente, creo que la adaptación de Clayton es bastante digna. No del todo fiel (se desmarca bastante hacia el final) pero tiene buenos detalles. Recoge la misma ambientación que a medida que leemos a James sólo podemos imaginarnos en blanco y negro. Plasma fenomenal el desarrollo de los personajes que nos proponía. Pero, sobre todo, preserva con acierto la esencia que creo que tenía la novela: esa ambigüedad. Ese juego psicológico ante el espectador que no sabe a ciencia cierta qué historia pasa ante sus ojos.

De las necesarias para cualquier fan del terror y muy recomendable para los que seáis de cine clásico. Y esta vez me  atrevo a recomendarla también a los que hayáis disfrutado con la novela de Henry James. Después, si no os gusta, ya me hoguerizáis y esas cosas.