El gato negro (Edgar Allan Poe)

Egar Allan Poe, nombre escrito con letras mayúsculas y doradas en este Desván. Y a buen seguro, en la estantería de cualquier aficionado a la literatura de terror que se precie. El otro día releía este mismo relato buscando matar el insomnio y acercarme a Morfeo, y hoy he decidido traérmelo al Desván.

“El gato negro” es, sin duda, uno de los más conocidos relatos del de Boston. Era publicado allá por mediados de 1943 en el periódico Saturday Evening Post. La historia está narrada en primera persona, un recurso muy de Poe en sus relatos y que nos permite asimilar sus páginas casi a modo de confidencia.

Y no es para menos, porque la historia en sí es de las que escapan a la razón. Y el propio Poe así lo advierte en la sublime frase que abre la narración: “...Ni espero ni quiero que se dé crédito a la historia más extraordinaria y, sin embargo, más familiar, que voy a referir...” ¿Los protagonistas? Dos, en realidad, un hombre y su gato. Nuestro narrador, y su gato negro.

Un hombre que, casi en un alarde de intimismo y víctima de la culpa, se nos va perfilando en los primeros compases. Atrapado en el alcoholismo, no es difícil apreciar su evolución psicológica en pocas páginas. Sus cambios de humor que son sólo el principio y el preludio del horror. Un horror en forma de enajenación que constituye el clímax y se materializa en violencia. Impulso desmedido que el hombre proyectará hacia su propio gato.

Y un gato que… bueno, para qué decir más. Siempre se ha dicho que tienen carácter, ¿verdad? Los que hayáis leído el relato sabréis que éste no se queda en absoluto atrás y, a los que no lo hayáis leído, no voy a desvelaros más. Lo que ocurre a continuación es ese particular terror psicológico, casi paranoico de Poe que va ganando en intensidad página a página hasta desembocar en un final no por inevitable, menos tremendo.

Un cuento imprescindible y en el que, como en casi toda la narrativa de Poe, muchos han visto matices autobiográficos del autor en ese protagonista perdido y atormentado.