"Los Juegos del Hambre" (Suzanne Collins)

“Los Juegos del Hambre” es la primera de las tres novelas que componen la trilogía homónima. Escrita por Suzanne Collins, vio la luz a finales de 2008, y muy recientemente nos ha llegado la adaptación cinematográfica, protagonizada por Jennifer Lawrence. 

Para resumir este argumento, lo mejor es empezar contextualizando la historia: Viajamos al futuro y nos situamos en Panem, una gran ciudad dividida en doce distritos y gobernada por el Capitolio. En un principio, Panem constaba de trece distritos, pero hace ya años que el distrito número trece fue completamente destruido por el propio Capitolio, después de que la población se rebelase contra su autoritario sistema de gobierno. 

Pues bien, tras este episodio, todos los años se celebran en Panem los llamados Juegos del Hambre. Se trata de una brutal competición en la que cada distrito de Panem ha de escoger por sorteo a dos personas, llamadas tributos, que serán enviadas a una lucha por la supervivencia en la que sólo uno de los veinticuatro participantes podrá sobrevivir. Con esto, el Capitolio pretende recordar a la población su sometimiento al gobierno, y erradicar así cualquier intento de levantamiento revolucionario.  

En este escenario nos encontramos con Katniss, una joven de 16 años que, junto con su amigo Gale, viola continuamente las normas al rebasar los límites de su distrito, el doce, para adentrarse en los bosques y obtener cazando algo de comida para su madre y, sobre todo, su hermana Prim, a quien Katniss adora. Cuando Prim es elegida inesperadamente como tributo para los Juegos del Hambre, Katniss no duda en presentarse voluntaria para ocupar el lugar de su hermana. Así comenzará la aventura de Katniss en unos Juegos del Hambre que desafiarán todos sus instintos de supervivencia. 

Nunca he sido especialmente dado a la literatura juvenil, aunque sí que de vez en cuando me sumerjo en algún título, como es el caso. Y como novela juvenil, la verdad es que “Los Juegos del Hambre” cumple con creces: Collins hace uso de un estilo completamente fluido que consigue que las páginas pasen ante nuestros ojos casi sin que nos demos cuenta. En otras palabras, atrapa y entretiene. 

Después, Suzanne Collins incluye elementos bastante menos comunes en el género. Es el caso de la carga social que proporciona a la historia: los distritos de Panem están sometidos, lo que genera una situación muy convulsa entre la población, acrecentada por la pobreza y la precariedad.  Aparece también un fuerte componente de violencia, lo que ha generado no pocas críticas hacia esta saga teóricamente orientada hacia un nicho de público sensible. La figura de los Juegos del Hambre en la novela nos arroja reminiscencias a novelas como “Battle Royale” o “La larga marcha”, entre otras. Sin embargo, no se trata de una violencia altamente explícita, sino que parece concebida como un recurso argumental más, indispensable para que toda la historia goce de coherencia. 

Entre toda esta atmósfera cargada de represión, muerte y sufrimiento, queda lugar para el amor. En este caso, aparece en la figura de Katniss, quien desarrolla poco a poco un extraño apego hacia Peeta, su compañero de distrito en los Juegos. Pese a que en un principio el interés del chico se le antoja como un recurso para sobrevivir, y prima la desconfianza, poco a poco se van despertando otros sentimientos. Además, Katniss cree estar también enamorada de Dale, su mejor amigo, lo que complica aún más las cosas. Katniss, incapaz de identificar sus sentimientos, sólo se llena de dudas. 

Una historia que me ha gustado en general, y cumple perfectamente con lo que cualquier lector espera de una saga de novelas: nos impulsa a querer leer ya la segunda parte, a saber lo que ocurre a continuación.