“El fuego” es la esperada continuación de la novela “El
Ocho”, con la que Katherine Neville cautivó a millones de lectores en todo el
mundo. Esperada, pues hay nada menos que
dos décadas entre la publicación de “El Fuego” y su predecesora.
Si “El Ocho” nos hacía partícipes de las aventuras de Cat
Velis, aquí hemos de avanzar una generación para encontrarnos con la
protagonista, Alexandra Solarin, hija de Cat y del reputado maestro de ajedrez
que ya nos acompañó en la primera parte. Pues bien, Alexandra recibe una
extraña invitación por parte de su madre para celebrar su cumpleaños. Extraña,
porque Cat jamás lo ha celebrado antes. Así que, cuando llega a su casa,
Alexandra se encuentra con que no hay rastro de su madre. Y no sólo eso, sino
que se encontrará con un puñado de invitados completamente inesperados.
Alexandra no tardará en descubrir que todo ha sido organizado por su madre,
quien ha ocultado varias pistas que tan sólo ella podría seguir, y que apuntan
de nuevo al ajedrez de Montglane. Alexandra comenzará entonces su aventura en
busca de su madre, sin siquiera sospechar que su misión irá mucho más allá.
Como ya se desprende de la breve sinopsis, nos encontramos
ante una novela completamente continuista en muchos aspectos. La trama es una
prolongación de la que Neville nos planteaba en “El Ocho”, pero incluso algunos
de los muchos personajes que surgen ahora en “El Fuego” parecen un auténtico
reflejo de otros en la novela anterior. Es casi imposible no equiparar a
Alexandra con su madre en muchos sentidos, y puede decirse lo mismo de Vartan y
Solarin. Sus papeles en las dos novelas son muy similares.
La estructura de “El Fuego” es también idéntica, alternando
dos tramas: la principal, protagonizada por Alexandra y Vartan, y otra situada
en el pasado en la que surgen de nuevo personajes históricos que Neville
relaciona con esta trama. Destaca quizás Lord Byron por encima de todos.
Así que la historia que se nos presentaba en “El Ocho”, ya
bastante compleja de por sí, se enreda aún más en este caso. Neville llega a
intercalar resúmenes de la historia anterior, lo cual es bastante de agradecer
para el lector, pues es muy sencillo perderse entre tantos personajes, y tantas
sorpresas.
Sin embargo, en general, “El Fuego” me ha decepcionado
bastante. “El Ocho” era una novela muy ágil, de esas que no puedes dejar de
leer y te enamora hasta el final. Sin embargo, en este caso, la trama aparece
demasiado diluida entre los entresijos de los protagonistas y relaciones
familiares. Esto repercute en un ritmo muy intermitente, casi insufrible de
hecho en algunos puntos. Es uno de esos libros que me ha costado terminar.
Así que, en este caso, me cuesta recomendarlo. Quizás
únicamente para quienes, como yo, os hayáis quedado con ganas de más tras la
lectura de “El Ocho”.
El ocho me gustó. Este no.
ResponderEliminarLe cuesta arrancar, coge una historia que no necesitaba continuación y mezcla demasiadas cosas hasta casi perderse.
Además la documentación es justita y me encontré alguna cosa que no me... pues eso, que no.
besos
Sí, se enreda y se enreda y al final, al menos yo, terminé con la impresión de que no me había enterado de nada, o de casi nada.
EliminarBesines, y gracias!!
Lo tengo en la lista de espera. Ahora me estoy leyendo Fetish de Tara Moss. saludos
ResponderEliminarAna