Alex (Pierre Lemaitre)

Pierre Lemaitre es uno de esos autores que he visto pasar ante mis ojos un montón de veces, y en el que aún no me había parado. Referente sin duda en la narrativa negra actual, y tras no pocas dudas sobre el mejor comienzo, decidí hacerlo con esta novela que pintaba prometedora y que hoy me subo al Desván. Así llegué, y así llegamos, a “Alex”.

Una historia que arranca como podría hacerlo cualquiera con estos mismos tintes. Tenemos un secuestro, tenemos a Álex, la víctima. Y tenemos una facción policial a la que le es encomendado el caso. Tenemos al investigador de turno a la cabeza, que hace su trabajo y comienza a escarbar en la vida de Álex buscando un móvil, un enemigo, cualquier pista que le lleve a un culpable.

Lo que ocurre después es lo que hace que esta lectura me haya mantenido realmente atrapado y enganchado a ella, como hacía tiempo que no me ocurría. No es que Lemaitre sea un narrador excelso, aunque su prosa es pulcra, con los adornos justos y ciertamente directa. Pero si hay algo que concederle al francés es que sabe lidiar con el suspense. Sabe crearlo, mantenerlo, ocultar ese as en la manga aunque nosotros, como lectores, estemos atentos a cualquiera de sus movimientos, de sus gestos.

Para hacerlo, rompe en cierto modo con varias de las reglas, de esos patrones a los que parece que se amoldan las historias cuando nos sumergimos en esto de la novela negra. Pocas cosas son lo que parecen ser en un principio en esta “Alex”, comenzando por la propia Alex como protagonista. Un personaje complejo donde los haya, plagado de sombras, con una constante pátina de misterio y de imprevisibilidad que Lemaitre consigue preservar hasta las últimas páginas. Y la cosa tiene su mérito cuando es la propia Alex quien aglutina buena parte del protagonismo en la trama.

La carga narrativa, siempre desde una tercera persona omnisciente algo tramposa, se distribuye en dos ejes. Dos perspectivas que se alternan constantemente dosificando la intriga. De un lado tenemos, como decía, a la propia Álex. Por otro está Camille y el resto del equipo que le acompaña en sus investigaciones. Y la sensación es bien curiosa, porque no me atrevo a distinguir cuándo conocemos más de Álex: si desde este segundo punto de vista más externo y distante, o en esos capítulos más íntimos en los que casi nos metemos en su piel.

Y sí, he hablado más de conocer a Álex que de todo lo demás. Porque da la impresión de que el misterio, la esencia de la novela está ahí: en Alex como personaje, más que en toda la trama negra o el suspense policial que converge a su alrededor y que se antoja, en algunos tramos, casi un marco, poco más que una excusa.

Una novela interesante, sobre todo, por esa vuelta que Lemaitre consigue darle al género. Un tanto atípica y realmente adictiva pese a que en ningún momento llegue a adquirir un ritmo trepidante. Un argumento bien hilado, un personaje de los que cuesta olvidar, y un autor con el que repetiré sin duda.