Donnie Darko (2001)

Viajes en el tiempo, universos alternativos… Una de esas temáticas que siempre dan pie a buenas historias. Argumentos rizados, tramas enredadas que no solo se prestan al ritmo y a los vuelcos argumentales tan efectistas en esto del cine. A veces llegan a replantearnos algo tan complicado, tan impalpable y la vez tan próximo como es la realidad. Esta “Donnie Darko”, con guión y dirección de Richard Kelly, explota precisamente este filón.

Donnie es un joven al que desde el principio adivinamos inteligente, y un tanto asocial. Con problemas, con medicación, con una convivencia un tanto difícil tanto en clase como en su propio círculo familiar.  Por si fuera poco, Donnie comienza a experimentar unos extraños sueños, una serie de alucinaciones protagonizadas por una misteriosa criatura que harán tambalearse su realidad cotidiana. Y Donnie, brillante e imaginativo, comenzará a hacerse preguntas.

Hay filmes más de reparto y hay filmes que destacan más en la historia que proponen. En este caso el plantel de actores no es el más reconocido ni el más espectacular, aunque sí efectivo. Quizá lo más destacable sea un jovencísimo Jake Gyllenhaal (Zodiac, Brokeback Mountain…) apuntando ya maneras en la piel de Donnie, un rol nada sencillo por los contrastes, por la inestabilidad del propio personaje.

Pero como decía, lo que hace atractiva a esta película fundamentalmente es la trama, el argumento que Richard Kelly nos va tejiendo, casi sumergiéndonos en su juego y en sus reglas. Una historia más bien pausada aunque bien llevada, con sus vuelcos, y con personajes secundarios que la complementan con acierto. Estamos ante toda una sucesión de causas y efectos que tenemos que ir construyendo como espectadores, pero que resulta sólida una vez vamos intuyendo por dónde van los tiros. Quizá en esa coherencia esté la mayor de las virtudes de Kelly en cuanto al guión.

Una película más que correcta que aborda uno de esos temas que siempre despiertan mi curiosidad, y que suele ser un acierto cuando me aproximo a él, tanto entre páginas como en la gran pantalla. Supongo que porque al fin y al cabo esto de poder viajar al pasado entronca con otra posibilidad: la de poder cambiar el pasado. Y seguro que todos, en algún momento, nos hemos visto tentados de cambiar alguno de los eslabones de esa cadena.