Vampirismo (E.T.A. Hoffmann)

La figura del vampiro es una de esas imprescindibles, emblemáticas y casi eternas cuando nos acercamos a la literatura de terror. No faltan historias que exploren el personaje, cada una a su manera. Porque el vampiro nunca es igual. Ha cambiado, ha evolucionado con el tiempo. Cada autor, cada cultura y cada época ha entendido al vampiro a su manera, y en la literatura tenemos un fiel reflejo de ello. Personalmente, siempre he sido más del vampiro clásico: una figura que los nuevos tiempos han ido distorsionando crecientemente.

En esa línea clásica va la historia que hoy me he subido al Desván. E.T.A. Hoffmann, una de las figuras destacadas del romanticismo alemán, nos dejaba esta “Vampirismo” allá por 1821. Un relato corto cuyo protagonista es el conde Hippolyt, que se nos presenta como un hombre dedicado a preservar y reformar su corte, su castillo y todas las propiedades que ha heredado.

Todo cambiará con la llegada de una extraña mujer. Una antigua condesa, denostada por la familia del propio Hippolyt y con una dudosa reputación a sus espaldas, llega al castillo. Y lo hace acompañada por su hija Aurelie, todo un contraste. La vitalidad de Aurelie atraerá toda la atención de nuestro conde desde el principio, hasta obsesionarle y enamorarle. Pero pronto veremos que Aurelie guarda sus sombras y arrastra, con su llegada, una historia terrible tras de sí.

Estamos ante un relato bastante sencillo, muy directo. Casi diría que sorprendentemente ameno. E.T.A. Hoffmann opta por un estilo muy simple y conciso. Apenas se inclina hacia la vertiente descriptiva, consiguiendo imprimir un ritmo muy ágil y muy constante a toda esta trama. Pero si por algo destaca el relato, es por la visión del vampiro que Hoffmann nos traza, y que diverge en parte con la del vampiro clásico como tal. Conserva algunos elementos, un buen toque de romanticismo y ese aire ancestral que impregna las leyendas, las historias de antaño. Pero lo que nos encontraremos aquí es un tanto distinto. No es, al menos, la imagen que todos tendemos a asociar con un vampiro como el que nos presentaba Stoker. Es algo distinto, algo aún más atávico.

Un relato, “Vampirismo”, que nos ofrece un prisma bastante singular del vampiro, un perfil menos común del que hallamos en las historias clásicas más populares. Una trama breve, que se devora en un rato, y es tan asequible como curiosa.