Mindscape (2013)

“Mindscape” es el primer largometraje que nos deja Jorge Dorado y, de paso, su debut como director en Hollywood. Y no es algo innovador, no es un as que se haya sacado de la manga el madrileño. Pero es una apuesta por esa intriga psicológica que parece haber hallado su hueco en la cartelera.

El filme nos traslada a un aparente futuro próximo en el que la figura de los detectives mentales se ha convertido en un arma más en la lucha contra el crimen. Conocemos a John (Mark Strong), que es uno de esos detectives capaces de sumergirse en los recuerdos de la gente. Tras un tiempo alejado del trabajo, a John le es encomendado un nuevo caso. Y así conoce a Anna (Taissa Farmiga), una adolescente brillante que se niega a comer. John tendrá que explorar sus recuerdos, su pasado, en busca de algún trauma que justifique su comportamiento.

La intriga de todo el filme converge precisamente en Anna, un personaje totalmente opaco que se convierte en un misterio y es el verdadero gancho de la peli. Taissa Farmiga, a quien ya veíamos en “American Horror Story” en un papel parecido, encarnando un personaje desplazado y también oscuro, demuestra aquí de nuevo que se maneja a la perfección en este tipo de roles. Su interpretación es seguramente la más destacable de todo el reparto, y su personaje es el que nos hace no despegarnos de la pantalla, queriendo saber más y más sobre ese pasado.

Los ecos a otras producciones como “Orígen” o incluso aquella “Minority Report” son patentes desde el principio. Con elementos distintos y la reinvención de rigor (no tenemos sueños ni podemos vislumbrar el futuro, aquí nos vamos hacia el pasado y a los recuerdos) pero la idea que las articula es similar. No tan retorcida en su argumento como el filme de Nolan, y con menos campo para la acción que el de Spielberg, pero planteando un poco el mismo juego al espectador.

Esta “Mindscape” es una de esas historias un tanto tramposas, que apuestan por la desconfianza constante del espectador. Por los giros, por las vueltas de tuerca, por generar esa sensación de no creer nunca del todo lo que vemos. De no saber si lo que Dorado nos muestra va a ser cierto o solo una especie de truco. En esa incertidumbre, hay que concedérselo, el filme ha conseguido atraparme hasta el final.

Y eso pese a que es una de esas películas que parece ir un poco a menos, que parte de un comienzo incluso dinámico, que consigue generar una intriga muy particular, pero que parece ir diluyéndose en cada vuelco que nos da la trama. Una película bastante bien llevada hasta el tramo final, que la desluce demasiado. Mi impresión es que esta “Mindscape”, pese a ser efectiva y mostrar bastantes virtudes, podría haberme entusiasmado mucho más con una apuesta distinta en ese desenlace.