Aún a veces me sorprendo pensándote, no voy a negarlo. A veces algún recuerdo rebelde me regala un viaje atrás en el tiempo. Y retorno a un pasado, quizá no mejor que el presente, pero que a veces me reclama.
Supongo que no seré tan raro y que todos tendemos, en ciertos momentos, a perdernos entre las calles que ya hemos recorrido. E incluso a soñar con ser una suerte de Demiurgos intertemporales, capaces de reescribir nuestros pasos. Fabulando con qué habría ocurrido si hubiésemos tomado otro camino. Si hubiéramos estudiado Filología. Si no hubiésemos ido a aquel campamento de verano. Si hubiéramos preferido cenar en casa, o si hubiésemos sabido decir que no a tiempo.
El viaje termina, paradójicamente, donde todo empezó. Es un lugar tan céntrico que lo he visitado motones de veces, nunca con intención. A veces, si estoy especialmente melancólico, aún creo ver dos siluetas fundidas, abrazándose en el mismo café. Pero sólo son eso: oscuras sombras sin identidad.
Supongo que no seré tan raro y que todos tendemos, en ciertos momentos, a perdernos entre las calles que ya hemos recorrido. E incluso a soñar con ser una suerte de Demiurgos intertemporales, capaces de reescribir nuestros pasos. Fabulando con qué habría ocurrido si hubiésemos tomado otro camino. Si hubiéramos estudiado Filología. Si no hubiésemos ido a aquel campamento de verano. Si hubiéramos preferido cenar en casa, o si hubiésemos sabido decir que no a tiempo.
El viaje termina, paradójicamente, donde todo empezó. Es un lugar tan céntrico que lo he visitado motones de veces, nunca con intención. A veces, si estoy especialmente melancólico, aún creo ver dos siluetas fundidas, abrazándose en el mismo café. Pero sólo son eso: oscuras sombras sin identidad.
Es curioso cómo funciona nuestra mente. Hace aún no tanto recordaba el brillo de tus ojos, o tu sonrisa más espontánea, y pensaba que era imposible vivir y disfrutar sin ti. Hoy, tus ojos se han afianzado en un tono marrón claro, más neutro, y los rasgos que circundan tu sonrisa parecen débiles, más difusos. Como si les hubieses aplicado una capa extra de maquillaje.
O como si estuviese observando una de esas fotografías antiguas, borrosas y en blanco y negro.
Sin palabras...así me quedo ante tanta muestra de puro talento literario. Pura poesía para expresar algo tan difícil como son los sentimientos.
ResponderEliminarUn beso Rober!!! Un placer leerte!!!
¡Muchas gracias, Ana! Un beso!
ResponderEliminarLa melancolía y la nostalgia a veces inundan nuestro corazón. Cuando se echa de menos a alguien, son esos sentimientos los que se adueñan de nosotros. Besos
ResponderEliminarAna
Me gusta el tono al que te acoges en estas letras, a caballo entre la serenidad y la nostalgia consigues transmitir el sentimiento de profunda reflexión manteniendo el ritmo.
ResponderEliminarEs un placer leerte.
Besos
El placer es tener lectoras como vosotras, chicas :)
ResponderEliminar¡Besos y gracias!
Es de las entradas que he leído que más me ha gustado. Tal vez porque a mí me da por pensar a veces igual. Bueno, en realidad creo que todo en algún momento nos ponemos melancólicos caminando por lugares que fueron especiales o que visitamos en una fecha señalada con alguien particular. A veces esos recuerdos se tratan de olvidar, otras veces se borran de inmediato, quedando todo lo negro... Yo creo que quizá es bueno recordar eso, si no, todo sería muy oscuro y doloroso. Pero hay que aceptar que es sólo eso, un recuerdo, el pasado, algo que no volverá. Gracias a Dios...
ResponderEliminar@Samantha Monaxia
ResponderEliminarSi un recuerdo se ha convertido en eso y se mantiene en nuestra memoria, aunque a veces nos haga daño, es porque ha merecido la pena vivirlo. Creo que nosotros mismos "seleccionamos", inconscientemente, esas imágenes con las que queremos quedarnos.
Olvidarlas sería cómodo, aunque a veces nos entren ganas, pero sería como renunciar a una parte de nosotros mismos. Mucho mejor asumir, como dices, que olvidar.
Un besín, Samantha! ;)