"El Prisionero del Cielo" (Carlos Ruiz Zafón)

Después de unas cuantas reseñas que han desfilado ya por este blog, hoy, revisando antiguas entradas, me he dado cuenta casi con horror de que aún no he reseñado aquí a uno de mis autores predilectos. Sí, es típico, un best-seller por excelencia, y ya lo conoce casi cualquier amante de la lectura. Pero, aún así, he decidido hacerle a su última novela, “El Prisionero del Cielo”, el hueco que sin duda merece. Y es que el barcelonés Carlos Ruiz Zafón gusta, y gusta casi a todo el mundo. 

Con “El Prisionero del Cielo” regresamos al universo que Zafón creó en sus anteriores “La Sombra del Viento” y “El Juego del Ángel”. Ese mundo de los libreros Sempere, padre e hijo, del Cementerio de los Libros Olvidados y de una Barcelona que Zafón dibuja como nadie a través del tiempo.

En esta ocasión, el personaje en el que se focaliza la historia es el inigualable Fermín Romero de Torres, compañero inseparable de Daniel Sempere. Un misterioso personaje irrumpirá en su vida para destapar un truculento pasado que desconocíamos. Con él, Daniel descubrirá que su primer encuentro con Fermín no fue tan casual como siempre habíamos creído. Aunque reacio al principio, Fermín terminará narrando toda su historia a Daniel. Y así descubriremos que Fermín y los Sempere estaban ya unidos, sin saberlo, mucho antes de haberse conocido.

Una de las muchas grandes virtudes de las que hace gala Zafón es, literalmente, jugar con el tiempo. Digamos que la historia principal se desarrolla a principios de los 50, con un Daniel Sempere ya casado y además padre de un crío. Sin embargo, el autor se sirve de la narración del pasado de Fermín para hacernos viajar a una Barcelona mucho más convulsa y más oscura, justo tras el final de la Guerra Civil. El mérito es, como digo, jugar con el tiempo y conseguir que todas las piezas del puzle que es la trama se ensamblen a la perfección.

La mezcla de historia e intriga, por otro lado, casi siempre es garantía de éxito. En este caso hay relativamente poca historia (aunque muy bien escogida, muy descriptiva y muy útil para ambientar la acción) y puñados de intriga. Si a ello añadimos unos resquicios de amor, tenemos una historia adictiva. En este sentido, “El Prisionero del Cielo” no varía la tendencia de sus predecesoras. 

Del estilo del autor, no se me ocurre demasiado que decir. Prosa muy ágil y bastante sintetizada, sin detenerse en excesivas descripciones. Bastante importancia también para los diálogos, que además contienen magníficas notas de humor e ironía. Simplemente, si aún no habéis leído a Zafón, no esperéis más. Su manera de contar historias os atrapará desde el principio, y no querréis terminar.

Por cierto, en palabras del propio autor, “El Prisionero del Cielo” y sus dos predecesoras son novelas independientes, aunque unidas por una misma trama. En principio, podrían leerse en cualquier orden, aunque yo recomiendo hacerlo en el orden de publicación. Creo que es el mejor modo de apreciar la dimensión y los detalles de una historia que nos ha enamorado a muchos.

Y ojalá siga haciéndolo, ya que el final de “El Prisionero del Cielo” queda bastante abierto. No sé si para otra novela más de la serie o para una especie de novela puente conectando con algo completamente distinto, pero abierto en cualquier caso.