Musarañas (2014)

“Musarañas” es la última bala en la recámara del cine español en el género de terror para este 2014 que hoy clausuramos. Viene de la mano de Álex de la Iglesia en la producción, seguramente uno de esos nombres que han hecho que esta cinta salga adelante, pero que al mismo tiempo ha eclipsado un poco otros nombres propios tanto o más relevantes: Juanfer Andrés y Esteban Roel, que comparten la dirección de la película que hoy me sirve para cerrar el año en el Desván. O el propio Andrés y Sofía Cuenca, tras el guión. Y sí, “Musarañas” llega un tanto tarde, en ese momento en el que a veces parece que ciertas películas están metidas casi a calzador en la cartelera. Estamos ante una de las últimas apuestas del año, es cierto. Pero ojo, porque detrás hay una buena baza.

La historia nos traslada a un lóbrego piso de Madrid en plenos años de posguerra. En él se refugian dos hermanas huérfanas tras un trauma familiar: Montse (Macarena Gómez), que sufre de agorafobia y vive prácticamente prisionera en esa vivienda, en ese modesto piso que es todo su mundo. Y su hermana (Nadia de Santiago), que en el auge de su juventud convive con Montse, con su carácter obsesivo y su mentalidad férreamente conservadora.

Un contexto que nos ubica en un marco especial, singular, quizás uno de los mayores aciertos del filme.  Una atmósfera no solo claustrofóbica, sino también lúgubre, umbría, oscura, constantemente impregnada del catolicismo rancio de la época que en este caso consigue llegar a molestar, a incomodar al espectador. Porque si algo hay que reconocerle a esta película es que atrapa, consigue trasladarnos a cada rincón de ese escenario cerrado. Encerrarnos casi, como a Montse, en ese piso de Madrid que se va tornando más y más inquietante.

Algo en lo que el reparto, plagado de nombres reconocidos en el panorama nacional, también tiene bastante que decir. Con un papel fundamental que destaca especialmente sobre el resto: Macarena Gómez está excelente y en ella, en su personaje, parece converger casi todo lo que la película busca transmitir: su inestabilidad, su profunda soledad, su locura, sus temores, sus marcadísimos contrastes y la violencia en las escenas más intensas se proyectan hacia el espectador. Su dupla junto con una más que afortunada Nadia de Santiago en los dos roles que soportan la mayor parte de la historia es más que efectiva. Qué decir de Luis Tosar, bordando siempre el perfil del personaje que aquí le toca encarnar. Incluso Hugo Silva, sin duda quien más me chirriaba de todo el plantel, está más que salvable en la piel de Carlos, ese vecino que tras un accidente es acogido por Montse en su casa, rompiendo en mil pedazos la rutina en la vida de la mayor de las hermanas.

Más que un terror propiamente dicho, “Musarañas” resulta ser un thriller de suspense psicológico notablemente bien tejido. Es cierto que tiene alguna sombra, un pulso quizá demasiado pausado en el primer tramo, o una violencia que puede verse un tanto exagerada en varias escenas. El guión, algo predecible en algún punto y un tanto forzado en otros, consigue sin embargo no chirriar demasiado y no alejarse nunca del tono que mantiene la película. Y se agradece porque, creo, “Musarañas” consigue realmente lo que persigue. Angustiarnos a veces, removernos incómodamente en la butaca. Nos hace pasar un buen mal rato, en definitiva. Sin mayores pretensiones.