Hoy recurro a ese cajón mental de
los clásicos. Ese que todos los lectores tenemos y que comienza a llenarse sin
pausa de nombres propios. Nombres de esos autores imprescindibles, que nunca
conviene dejar relegados. Clasicazos de esos a los que aún no nos hemos
aproximado. O simplemente historias que piden una relectura, como es el caso.
No es la primera ni será la
última vez que William Shakespeare
se pase por el Desván. Confieso que me inicié con él hace años y de forma un
tanto atípica, con sus comedias, y que he recorrido exactamente el mismo camino
cuando el duende lector me ha pedido una relectura. Pero si algo ha hecho
perdurar el nombre de Shakespeare de forma eterna en la literatura han sido más
bien sus tragedias, y hacia esa
vertiente me voy hoy. Porque, de entre todas sus tragedias, esta “Hamlet” se encuentra entre sus obras
más renombradas.
Viajamos hacia Dinamarca y nos
encontramos con Hamlet, príncipe del reino e hijo de un rey homónimo que ha
fallecido recientemente. Es Claudio, tío del joven Hamlet y hermano del
fenecido, quien ha pasado a administrar el reino en su lugar. Esta tragedia teatral se inicia con una de
esas escenas memorables que avivan toda la trama: Hamlet será testigo de la
aparición del espectro de su propio padre. Una visión que no será baladí, y que
le aclarará las auténticas circunstancias de su muerte. Porque su padre le
confiesa, precisamente, que ha sido víctima de una traición. Un complot orquestado
por el propio Claudio que le ha permitido hacerse con los favores de Gertrudis,
la reina viuda y madre de Hamlet. Y, ya puestos, que ya se sabe que ir pa ná es
tontería, hacerse con el trono de Dinamarca.
Lo que tenemos es una trama de
intrigas en la corte que tiene un poco de todo y roza varias temáticas. Traición, secretos, venganza, honor…
incluso algún somero chanchullo amoroso además de la turbia relación incestuosa
entre Claudio y Gertrudis. Tenemos constantes referencias a historias y
leyendas, algunas con tintes mitológicos.
Y tenemos, sobre todo, un buen puñado de personajes secundarios que nos
dibujarán el contexto y nos darán la mayor perspectiva y dimensión posible de
la historia. Esa que obtenemos como testigos curiosos, y que se nos escaparía
un poco si estuviésemos exclusivamente en la piel de Hamlet.
Un Hamlet que se alza como indudable protagonista y que se nos
perfila perfectamente a través de los diálogos,
con esa característica genialidad de Shakespeare. Pronto adivinamos un
personaje complejo y redondo, a quien veremos evolucionar tras cada escena y tras
cada acto. Desde las dudas iniciales
hasta un ferviente convencimiento y
cierta enajenación in crescendo. Así
queda en el recuerdo del lector: un Hamlet desgraciado,
áspero, mordaz, irónico, haciendo gala de un constante humor cada vez más punzante y retorcido.
El resto de la historia os dejo
disfrutarla a vosotros. Recordarla si la habéis leído, o recordar que hay que
leerla. Incluso a los que, como a mí, os cueste un poco enfrentaros a esto del
teatro. “Hamlet” es una de esas obras casi imprescindibles, con un deje perenne
a tragedia clásica y que tiene una de esas constantes que siempre identifico
con las grandes obras: la de tocar temas delicados. O abordarlos, al menos, de
un modo más atrevido. Distinto, y a la vez alejado de la pauta de lo comúnmente
aceptado.
Pues yo reconozco que no la he leído. Mucha culpa creo que la tiene esa manía de algunos profesores de obligarnos a leer según qué cosas a ciertas edades, que uno termina por no aproximarse más por pura cabezonería.
ResponderEliminarTengo que reconciliarme con el amigo William, sí...
Besotes.
Es verdad que a veces hace mucho daño esto de las lecturas escolares. Yo a Shakespeare también lo descubrí, o al menos lo comencé a disfrutar, después. Nunca es tarde, supongo :)
EliminarBesotes!
Hola :D
ResponderEliminarFui el primer libro narrado en teatro que leí, y me gustó muchísimo.
Un beso ^^
No es nada mal comienzo en el género, tienes buen gusto, jajaja! ;)
EliminarUn besín!
Yo lo leí en el instituto y ni fu ni fa. No creo que fuera el momento. Tendré que darle otra oportunidad.
ResponderEliminarBesos.
Esas lecturas obligatorias a veces no nos permiten disfrutar de lo que leemos, Tabuyo. Me ha ocurrido con un montón de clásicos. Hay que aproximarse a ellos después, sin obligaciones ;)
EliminarBesos.
Creo que en su día lo empece pero me lié y lo deje, habrá que retomarlo que con la edad igual se lee mejor, besotes
ResponderEliminarQuizá, Susana. Yo al menos sí que lo descubrí ya pasada la infancia ;)
EliminarBesotes!
Yo tampoco la he leído, aunque la tengo en la estantería. La verdad es que con Shakespeare no me atrevo más que en las adaptaciones al cine. Feliz Martes
ResponderEliminarPuedes empezar con él con las comedias, Pilar. Yo lo hice y me parecieron muy amenas para iniciarme con él. Aunque después las tragedias, esta Hamlet sobre todo, son tremendas.
EliminarBesotes!
La leí hace muchísimos años ya. No me importaría volver a leerla.
ResponderEliminarTratándose de esto de las pasiones humanas, es algo que nunca pasa de moda, ¿verdad?
EliminarLeí Hamlet hace tiempo, y me gustó, la verdad. Y siempre me digo: "Qué ganas de leer Macbeth y Otelo", pero luego me da pereza, no sé muy bien el porqué, Hamlet y Romeo y Julieta me gustaron, pero me da perecilla coger al amigo Shakespeare, siempre acabo encontrando otros libros que me apetecen más... :-)
ResponderEliminarUn beso!
Es que lo de los clásicos nos cuesta Atalanta, supongo, a mí me ocurre también. Pero de vez en cuando me asomo, por alternar con las novedades. Shaespeare es de los imprescindibles :)
EliminarUn beso!
Shakespeare es uno de mis autores clásicos preferidos, me gusta muchísimo y sobre todo porque como casi siempre trataba sobre las pasiones humanas, creo que sus escritos nunca pasan de moda. De hecho, si te fijas, muchos argumentos de hoy están basados en sus obras. Hamlet es una de las grandes. No sé si conoces la serie "Sons of anarchy", pues la primera temporada, el planteamiento de los personajes, está basado ni más ni menos que en el príncipe de Dinamarca ;-)
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, es una temática obligada a estar siempre de actualidad.
EliminarNo conocía la serie, pero husmeo un poco :)
Besines!
Qué grande, Shakespeare... aunque mi favorita siempre ha sido Macbeth, para qué negarlo. Besotes!!!!
ResponderEliminarA Macbeth aún tengo que acercarme, mira :P
EliminarBesotes!
El único Don Hamlet que me he leído ha sido el de Álvaro Cunqueiro, un autor gallego. Tengo tantos clasicazos pendientes que este es uno más en la lista, cuando acabe el curso este en el que estoy metida a ver que puedo hacer. Biquiños!
ResponderEliminarPoco a poco, que los clásicos siempre esperan ;) Este se lee fenomenal además.
EliminarA mí me vienen bien de vez en cuando, para desconectar de tanta novedad.
Un biquiño!
Yo creo que no he leído nada de Shakespeare a pesar de que sus obras sean conocidas y aunque sé que debería darle una oportunida, el teatro no es lo mío
ResponderEliminarBesos
Bueno, si te cuesta lo del género es más complicado, Tatty.
EliminarNo soy especialmente fan del teatro, pero oye. Shakespeare siempre es Shakespeare :)
Besos!
Tengo dos o tres obras suyas en casa, las compré baratitas y queria tenerlas porque creo quehay que conocer a los clásicos y sobre todo los de gran renombre, pero aun no he leido ninguno. De todos modos poco a poco si consigo ir avanzando con los pendientes le haré hueco.
ResponderEliminarA mí siempre me parece muy interesante acercarme a ellos, aunque no lo haga a menudo. Y a veces te llevas sorpresas, por cierto. Shakespeare me gusta. Y además sus historias son de esas que se leen casi entre ratos suelos :)
EliminarBesos!
Fue de los primeros que leí del autor, hace mil años... y la verdad es que no me importaría volver a hacerlo. Me encanta =)
ResponderEliminarBesotes
Menudo comienzo con William! Mi primera, puestos a confesarnos, fue una comedia: "Mucho ruido y pocas nueces".
EliminarBesotes!
Yo tengo que recordar leerla, la tengo en edición de Cátedra (que son buenas ediciones) y no me pongo con ella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay que hacerle un hueco, Enzo, que está se lee en solo un rato ;)
EliminarUn abrazo!
La leí hace muchos años, en casa de mis padres estaban las obras completas y sé que leí Hamlet, vaaale también Romeo y Julieta (yo era muy Ñ) a ti esto no te pasa porque no tienes tantos, ahora me refiero a años jajajajaja. Me gustan tus clasicazos de desván.
ResponderEliminarUn beso con vasos en la espalda :P
Pues mira, "Romeo y Julieta" es uno de los que aún no he leído. Aunque tampoco le hago ascos, no lo descarto. No por la Ñ, simple curiosidad, ejem, ejem :P
EliminarBesotes curandéricos!
Este es de los que más me gusta del poco teatro que he leído. Me encanta soltar eso de algo huele a podrido en Dinamarca aunque mucha gente me mira con cara rara, jeje. Me gusta más Ofelia que Hamlet.
ResponderEliminarBesines
Jajaja, ¡quién te vería! :P
EliminarHamlet tampoco es que me fascinase como personaje, ni siquiera en cuanto a empatía. Es más todo lo que va convergiendo en él, todo el resto de la historia.
Besines! :)
Esta es de mis lecturas favoritas, y la versión de Kennet B es magnífica. Vamos, que me encanta, se me ponen los pelos de punta con muchas de sus frases y el final es apoteósico.
ResponderEliminarHe dicho que me encanta?
Besos
Casi no se ha notado por el comentario, jajaja :P
EliminarYo que soy poco de teatro también la he disfrutado bastante. Shakespeare y esos grandes diálogos ;)
Besines!
Me encanta Hamlet: la he leído y la he visto interpretada, y es una maravilla. Además, cada vez que veo alguna reseña me acuerdo de El Rey León, por ser historias casi paralelas... Qué grande el amigo Chéspir! :P 1beso!
ResponderEliminarTienen su similitud, es verdad.
EliminarTengo pendiente eso de verla representada, Hamlet. Pero la verdad es que se presta a ello, tiene que ser una pasada.
Un beso!
He leído a este autor en un momento que creo no fue el adecuado, pues no llegué a conectar, puede que fuese demasiado pipiola o la edición o no sé, pero vaya, no me rendiré :-) Un besote Rober.
ResponderEliminarQuizá, Meg. Si fuiste de las típicas que les tocó como lectura obligatoria de clase, yo te recomiendo darle otra oportunidad, ya sin plazos ni obligaciones.
EliminarBesotes! ;)
Palabras mayores, Rober!
ResponderEliminarSin duda. Hoy nos hemos ido a un clasicazo en toda regla :P
EliminarBesos, Marisa!
Tu entrada me ha servido para recordar un poco la historia. Creo recordar que lo leí hace un par de años, en un libro donde venían recopiladas unas cuatro obras de Shakespeare: entre ellas "Hamlet", "Romeo y Julieta", y dos más. El caso es que las leí una detrás de otra, y he de reconocer que no me acuerdo de la historia de cada una, en mi mente están algo mezcladas: menos la de "Romeo y Julieta", que es una de las más conocidas y de la que más recuerdos guardo.
ResponderEliminarQuizá me vendría también bien una relectura, pero no soy mucho de releer.
Tampoco a mí se me dan demasiado bien las relecturas, Bea.
EliminarYo tengo que seguir con más clasicazos de Shakespeare, que siempre son un gusto y todavía me faltan un montón por devorar :)
Besotes!
Buenas! Comentaba hace nada con el churri que Hamlet nunca lo he leído pero sí que me apuntaría a verlo en el teatro (incluso con corbata) si la función es buena (que las hay que no) pero puede que si algún día termino con lo que tengo pendiente, quizás le de la oportunidad de leer a Shakespeare ;D
ResponderEliminarAbrazotes!
No lo he visto representado en teatro, pero me da la impresión de que se presta genial para pasar un buen rato. Incluso hoy en día, aunque sea una historia escrita hace casi cuatro siglos. Lo de las pasiones humanas nunca se pasa de moda ;)
EliminarUn abrazote, David!
¡Yo también comencé con sus comedias!
ResponderEliminarEste año me he propuesto leer Hamlet, pero creo que voy a dejar su lectura para otoño.
Un beso!
Anda, mira, pensaba que era de los únicos, jajaja.
EliminarLas comedias la verdad es que son perfectas para empezar con él. Por lo amenas que resultan y por esa sonrisa, que siempre se agradece también entre lecturas.
Un beso, Teresa!