El peruano Mario Vargas Llosa nos brinda, con su última novela, una de esas historias excepcionales que al lector le hacen replantearse muchas cosas acerca del ser humano. Y es que, en pleno siglo XXI, todo lo ligado a lo humano parece difuminarse ante el explosivo e imparable avance de la tecnología. Todo lo que suena a humano parece cubierto de una pátina de menosprecio. Es por eso que “El sueño del celta” es una historia genial, porque está plagada de valores humanos que, de tan olvidados, hoy se nos antojan casi utópicos: el esfuerzo y la tenacidad persiguiendo un objetivo, el patriotismo, el altruismo o el espíritu aventurero parecen estar, cada vez más, en peligro de extinción.
Es 1883. El irlandés Roger Casement, cónsul británico, parte hacia El Congo plagado de ideales, convicciones, y buena voluntad. Decide tomar parte en varias exploraciones de colonización del país por parte del Imperio Británico. Roger cree que este colonialismo es el mejor modo de liberar a las tribus indígenas de lacras como el canibalismo y la superchería. Sin embargo, sus ideales más humanistas se verán trastocados cuando Roger descubre los abusos, torturas y la explotación de la que los indígenas son víctimas por parte de los colonizadores. Roger redacta entonces un informe a su propio gobierno, denunciando la situación. Sólo es un anticipo de lo que Roger Casement se encontrará en Sudamérica, una vez es destinado al Putumayo.
Casement, enfermo tras su periplo por estas míseras tierras, decide volcarse en otra labor política: lograr la independencia de Irlanda, sometida al Imperio Británico. Roger ha vivido lo que la colonización ha provocado en El Congo y en Sudamérica, y no tarda en extrapolar estas situaciones a la que actualmente se da en Irlanda. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Casement visiona una oportunidad para hacer realidad su anhelo. Así, comenzará a negociar con el gobierno alemán, buscando apoyos para coordinar un movimiento militar irlandés paralelo a un ataque alemán contra el Imperio Británico. Una derrota inglesa haría a Irlanda paladear su independencia. Pero la traición a su propia patria le costará cara: Casement será detenido, juzgado y condenado a muerte.
Desde prisión, Roger Casement rememora y narra sus aventuras. Su única esperanza pasa porque, en el exterior, su abogado logre la conmutación de la pena. Mientras tanto, su historia se precipita, día tras día, hacia el final más fatídico.
La narración en primera persona por la que opta el autor nos sumerge en lo más profundo del protagonista, Roger Casement, retratado como un personaje bondadoso, retraído y contradictorio. Vargas Llosa incide en su turbia vida sentimental, buscando quizás acentuar ese carácter discordante con el que presenta a Roger Casement.
Pese al uso de una prosa ágil y no demasiado recargada, la impresión es que quizás en menos páginas, incidiendo menos en algunos detalles, hubiera podido articularse la historia sin perder demasiado fuelle. Quizás sea el talón de Aquiles de la novela, especialmente para quien no esté familiarizado con la novela de tintes históricos.
“El sueño del celta” parece arrojar, en definitiva, un mensaje de lucha personal y perseverancia, de seguridad y consecuencia con nuestras propias bases. De ser conscientes, al fin y al cabo, de nuestro poder y nuestras posibilidades como humanos. De identificar nuestros anhelos y nunca cesar de pelear por ellos.
Es un gran libro. Vargas Llosa es un autor que suele aludir a esos valores en casi toda su obra.
ResponderEliminarComparto la recomendación.
Un saludo, nos leemos
Tendré que leer alguno más de Vargas Llosa. Este me ha dejado un buen sabor de boca!
ResponderEliminarMuchas gracias por la visita ;)
Ya me contarás. Es un autor además, que toca desde la sátira, pasando por el ensayo, la novela histórica...
ResponderEliminarHay donde elegir.
Un abrazo