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sábado, 5 de noviembre de 2011

Tormenta

Tu voz silbante, como el viento que zarandea la persiana. Y me despierta, y me impide cerrar los ojos y soñar. 


Mi luz, quizás algo gris de vez en cuando. Como uno de estos cielos de invierno. Vaporosa, a veces con algún que otro claro. Y tu resplandor, que no entiende de estaciones, ni de frío ni calor. Un aura que pasa de contrastes.


Adentrarse en tu mirada es mirar al horizonte entre la lluvia. Límpida, suave y casi armónica. O salvaje y furiosa. O casi imperceptible.



 
Tú, hipnótica como un relámpago. Y yo hechizado, desde crío, por las tormentas.  


5 comentarios:

  1. Las tormentas son muy bonitas de ver y sentir, eso sí refugiado tras el cristal, y si no es mucho pedir bajo una manta :P

    Me gusta tu alma ;)

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  2. Que bello, sentir eso cuando se mira a alguien. Eso es amor intenso y fuerte. Besos
    ana

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  3. Las tormentas interiores, qué flujo de energía, ¿no? Tendría que ser un tópico como el ir a la playa en pareja el hecho de ver tormentas... en pareja, pues estás viendo un fenómeno natural y tan efímero y poderoso. Lo malo son los truenos, que dan yuyu.

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  4. Siempre que sea con la persona adecuada, hasta lo más cotidiano puede parecer hermoso.

    A mí es que las tormentas me encantan, y cuantos más truenos, relámpagos y centellas, mucho mejor :D

    ¡Besotes!

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