El Ocho (Katherine Neville)

Francia, 1790. Mireille y su prima Valentine, ambas novicias de la abadía de Montglane, se verán convertidas en custodias de un gran secreto. Bajo la abadía se ocultan las preciadas piezas del Ajedrez de Montglane: un ancestral tablero que alberga un poder inimaginable. Ante la inminencia de la Revolución Francesa, y el peligro que ésta supone para la Iglesia, la abadesa de Montglane decide desenterrar las piezas y convertir a cada una de sus novicias en depositaria de parte de tamaño tesoro. Pretende con ello diseminar el Ajedrez para impedir que alguien pueda hacer uso de su poder para fines poco honorables.

"Nueva York, 1972. La experta informática Catherine Velis se verá destinada, por requerimientos laborales, a Argelia. Allí desempeñará labores para la OPEP. Pero la perseverancia de un misterioso anticuario y la absurda visión de una anciana médium la sumergirán en una no menos enigmática misión: En Argelia uno de los principales clientes del anticuario parece pretender hacerse con las extrañas piezas de un tablero de ajedrez que, desde antiguo, guarda un poder inmenso y ha sido pretendido por los más ilustres personajes de la Historia. Así, siguiendo los pasos de Mireille y Valentine, Catherine se verá sumida en la búsqueda de tan preciado tesoro.

Katherine Neville enlaza con enorme maestría estas dos tramas. Las desarrolla a la par, las dosifica logrando que una no revele nada imprescindible del futuro de la otra. Todo ello sin dejar que en casi 800 páginas el lector llegue a aburrirse. Un manejo virtuoso del ritmo y los tiempos pocas veces plasmado en una novela."

“El Ocho” es una aventura trepidante aliñada con Historia, misterio, ocultismo, ciencia, amor… Y parece concebida como un homenaje al juego del ajedrez, del que se impregna y en el que se sustenta la base de la novela.

De hecho, ya entre líneas, cada una de las dos tramas que la componen no es más que una partida de ajedrez. Cada uno de los numerosos personajes desempeña una labor en la historia, pero representa también el papel de un trebejo en la partida. Seguro que los amantes de este complicado juego disfrutan descifrando cada uno de sus movimientos.

Desde este punto de vista y otros, como el meramente histórico, la complejidad de “El Ocho” alcanza una dimensión muy a tener en cuenta. Un desafío para quien guste ver más allá de la propia historia. Y una de las novelas más apasionantes que han podido caer en mis manos.