Tu voz silbante, como el viento que zarandea la persiana. Y me despierta, y me impide cerrar los ojos y soñar.
Mi luz, quizás algo gris de vez en cuando. Como uno de estos cielos de invierno. Vaporosa, a veces con algún que otro claro. Y tu resplandor, que no entiende de estaciones, ni de frío ni calor. Un aura que pasa de contrastes.
Adentrarse en tu mirada es mirar al horizonte entre la lluvia. Límpida, suave y casi armónica. O salvaje y furiosa. O casi imperceptible.
Tú, hipnótica como un relámpago. Y yo hechizado, desde crío, por las tormentas.
Las tormentas son muy bonitas de ver y sentir, eso sí refugiado tras el cristal, y si no es mucho pedir bajo una manta :P
ResponderEliminarMe gusta tu alma ;)
Que bello, sentir eso cuando se mira a alguien. Eso es amor intenso y fuerte. Besos
ResponderEliminarana
Gracias, chicas! =)
ResponderEliminarLas tormentas interiores, qué flujo de energía, ¿no? Tendría que ser un tópico como el ir a la playa en pareja el hecho de ver tormentas... en pareja, pues estás viendo un fenómeno natural y tan efímero y poderoso. Lo malo son los truenos, que dan yuyu.
ResponderEliminarSiempre que sea con la persona adecuada, hasta lo más cotidiano puede parecer hermoso.
ResponderEliminarA mí es que las tormentas me encantan, y cuantos más truenos, relámpagos y centellas, mucho mejor :D
¡Besotes!